26.12.06


Tinelli en Babilonia


Como todos los hombres de Babilonia, he sido procónsul; como todos, esclavo; también he conocido la omnipotencia, el oprobio, las cárceles. Durante un año de la luna, he sido declarado invisible: gritaba y no me respondían, robaba el pan y no me decapitaban; traficaba toneladas de drogas y nadie me perseguía; fumaba una pipa sagrada y era condenado, de pronto, a cadena perpetua. He conocido lo que ignoran otros: la incertidumbre.

Debo esa variedad casi atroz a una institución que otras repúblicas ignoran o que obra en ellas de modo imperfecto y secreto: Tinelli.

No he indagado su historia; sé que los magos no logran ponerse de acuerdo; sé de sus poderosos propósitos lo que puede saber de la luna el hombre no versado en astrología. Soy de un país vertiginoso donde Tinelli es parte principal de la realidad: hasta el día de hoy, he pensado tan poco en él como en la conducta de los dioses indescifrables o de mi corazón. Ahora, lejos de Babilonia y de sus queridas costumbres, pienso con algún asombro en Tinelli y en las conjeturas blasfemas que en el crepúsculo murmuran los hombres velados.

Mi padre refería que antiguamente —¿cuestión de siglos, de años?— en pleno día se verificaban jodas: los agraciados recibían, sin otra corroboración del azar, monedas acuñadas de plata. El procedimiento era elemental, como ven ustedes.

Naturalmente, esas “jodas” fracasaron. Su virtud moral era nula. No se dirigían a todas las facultades del hombre: únicamente a su esperanza. Ante la indiferencia pública, los mercaderes que fundaron esas jodas venales comenzaron a perder el dinero. Alguien ensayó una reforma: la interpolación de unas pocas jodas adversas. Ese leve peligro despertó, como es natural, el interés del público. Los babilonios se entregaron a las jodas.

Instado por los jugadores, Tinelli se vio precisado a aumentar las jodas adversas; de esa bravata de unos pocos nace el todopoder de Tinelli: su valor eclesiástico, metafísico.

Nadie ignora que el pueblo de Babilonia es muy devoto de la lógica, y aun de la simetría. Era incoherente que las jodas faustas se computaran en redondas monedas y las infaustas en días y noches de cárcel. Algunos moralistas (pagados por Tinelli, según sus repugnantes detractores) razonaron que la posesión de monedas no siempre determina la felicidad y que otras formas de la dicha son quizá más directas.

Otra inquietud cundía en los barrios bajos. Los miembros del colegio sacerdotal multiplicaban las jodas y gozaban de todas las vicisitudes del terror y de la esperanza; los pobres (con envidia razonable o inevitable) se sabían excluidos de ese vaivén, notoriamente delicioso. El justo anhelo de que todos, pobres y ricos, participasen por igual de Tinelli, inspiró una indignada agitación, cuya memoria no han desdibujado los años. Algunos obstinados no comprendieron (o simularon no comprender) que se trataba de un orden nuevo, de una etapa histórica necesaria...

Hubo disturbios, hubo efusiones lamentables de sangre; pero la gente babilónica impuso finalmente su voluntad, contra la oposición de los ricos. El pueblo consiguió con plenitud sus fines generosos. En primer término, logró que Tinelli aceptara la suma del poder público. En segundo término, logró que la joda fuera secreta, gratuita y general.

Ya iniciado en los misterios de Bel, todo hombre libre automáticamente participaba de las jodas sagradas. Las consecuencias eran incalculables. Una joda feliz podía motivar su elevación al concilio de magos o la prisión de un enemigo (notorio o íntimo) o el encontrar, en la pacífica tiniebla del cuarto, la mujer que empieza a inquietarnos o que no esperábamos rever; una joda adversa: la mutilación, la variada infamia, la muerte. Pero ¿cómo saber cuándo una joda es feliz o adversa?

A veces un solo hecho —el tabernario asesinato de C, la apoteosis misteriosa de B— era la solución genial de treinta o cuarenta jodas. Combinar las jodas era difícil; pero hay que recordar que los secuaces de Tinelli eran (y son) todopoderosos y astutos. Sus pasos, sus manejos, eran secretos.

Increíblemente, no faltaron murmuraciones. Tinelli, con su discreción habitual, no replicó directamente. Prefirió borrajear en los escombros de una fábrica de caretas un argumento breve, que ahora figura en las escrituras sagradas. Esa pieza doctrinal observaba que Tinelli es una interpolación del azar en el orden del mundo y que aceptar errores no es contradecir el azar: es corroborarlo.

Por inverosímil que sea, nadie había ensayado hasta entonces una teoría general de las jodas. El babilonio es poco especulativo. Acata los dictámenes del azar, les entrega su vida, su esperanza, su terror pánico, pero no se le ocurre investigar sus leyes laberínticas, ni las esferas giratorias que lo revelan. Si Tinelli es una intensificación del azar, una periódica infusión del caos en el cosmos, ¿no convendría que el azar interviniera en todas las etapas de la joda y no en una sola?

Bajo el influjo bienhechor de Tinelli, nuestras costumbres están saturadas de azar. El comprador de una docena de ánforas de vino damasceno no se maravillará si una de ellas encierra un talismán o una víbora; el escribano que redacta un contrato no deja casi nunca de introducir algún dato erróneo; los constituyentes que redactan una Constitución omiten artículos fundamentales o agregan otros extravagantes. Si alguien encuentra a la mujer de su vida, o la pierde; si alguien gana la lotería, o tiene un hijo minusválido; si alguien ejerce como fiscal o juez y ni siquiera es abogado... ¿no será todo una joda de Tinelli? Yo mismo, en esta apresurada declaración, he falseado algún esplendor, alguna atrocidad.

En la realidad, el número de jodas es infinito.

También hay jodas impersonales, de propósito indefinido: una decreta que se arroje a las aguas del Éufrates un zafiro de Taprobana; otra, que desde el techo de una torre se suelte un pájaro; otra, que cada siglo se retire (o se añada) un grano de arena de los innumerables que hay en la playa; otra, que gane las elecciones el candidato más repulsivo. Las consecuencias son, a veces, terribles.

Nuestros historiadores, que son los más perspicaces del orbe, han inventado un método para corregir el azar; es fama que las operaciones de ese método son (en general) fidedignas; aunque, naturalmente, no se divulgan sin alguna dosis de engaño. Por lo demás, nada tan contaminado de ficción como la historia de Tinelli... Un documento paleográfico, exhumado en un templo, puede ser obra de la joda de ayer o de una joda secular. También se ejerce la mentira indirecta.

Tinelli, con modestia divina, elude toda publicidad. Sus agentes, como es natural, son secretos; las órdenes que imparte continuamente (quizá incesantemente) no difieren de las que prodigan los impostores. Además, ¿quién podrá jactarse de ser un mero impostor? El ebrio que improvisa un mandato absurdo, el soñador que se despierta de golpe y ahoga con las manos a la mujer que duerme a su lado, el que vota a un candidato aparentemente opositor, ¿no ejecutan, acaso, una secreta decisión de Tinelli?

Ese funcionamiento silencioso, comparable al de Dios, provoca toda suerte de conjeturas. Alguna abominablemente insinúa que hace ya siglos que no existe Tinelli y que el sacro desorden de nuestras vidas es puramente hereditario, tradicional; otra lo juzga eterno y enseña que perdurará hasta la última noche, cuando el último dios anonade el mundo. Otra declara que Tinelli es omnipotente, pero que sólo influye en cosas minúsculas: en el grito de un pájaro, en los matices de la herrumbre y del polvo, en los entresueños del alba, en un plan quinquenal. Otra, por boca de heresiarcas enmascarados, que no ha existido nunca y no existirá. Otra, no menos vil, razona que es indiferente afirmar o negar la realidad de la tenebrosa corporación, porque Babilonia no es otra cosa que una infinita sucesión de jodas de Tinelli.


(Interpolaciones en “La lotería en Babilonia”, de Jorge Luis Borges.)


Publicado en revista La vereda de enfrente, núm. 11, Buenos Aires, septiembre de 1997.

15.12.06


La 2
Ya pasó un día de la gloriosa hazaña que alcanzamos. Un campeonato que llega a su fin y un enorme logro. La tranquilidad del deber cumplido, de una mirada calma y en paz porque somos los campeones. La gloria, la enormidad por delante, la pasión exacerbada que sale por los poros, el grito afónico y la felicidad inabarcable. Las ganas de abrazarse con todos, el festejo rodeado de bosteros en el bar Alcalá de Corrientes y Salguero. La pregrinación de las camisetas rojiblancas, el rito pagano. La invocación a los ángeles pinchas, las mil y una cábalas. El tiro libre al ángulo de Sosita, el desahogo, la esperanza. El miedo de los bosteros que se veía a lo lejos. El empuje de todos, el Chapu. La Bruja lesionado que seguía en cancha conduciendo al equipo, haciéndose cargo de una responsabilidad que le abrió las puertas del libro dorado de la historia (en donde el tiempo se detiene). Caldera, un jugador que me encanta y que espero se quede para siempre con nosotros, lo miraba desde afuera y sufría. El Cholo ya era pincha. Mambrú que jugó bien y le tapó la boca a muchos, empezando por mí. El tiempo que corría y nos habíamos apropiado de la certeza que ese partido ya era nuestro. El devenir. El error de Cahais y el Tanque que se llenaba los pulmones de gol. La tribunas que corrían, que saltaban, que agitaban, que alentaban, que aguantaban, y el campeonato que estaba ahí. Lo veíamos, lo tocábamos. En el bar con Dani mirábamos pasar las agujas del reloj y al lado un gallina que me felicitaba. La cara de los bosteros era de pánico y las puteadas a La Volpe. La segunda, la tercera, la cuarta cerveza y la vejiga que iba a explotar pero no había forma de ir al baño: cualquier movimiento podría ser letal. Nos cascoteaban el rancho y Andújar respondía. Pezzotta pitó, somos campeones -campeones- y los recuerdos que me envolvieron. Años 82 y 83 y la tapa del Gráfico autogriafada por Bilardo y Pachamé (ni idea dónde está ahora). El gol de Brown que oí por radio en la casa de mi tía en Boulogne. Mi propia tradición pincha, mi abuela, mi viejo, y ahora mi hija. Los ángeles pinchas que hicieron posible esto. Y un tipo que jugaba como yo siempre quise jugar, lo imitaba: era horrible pero quería jugar como él porque fue lo más pincha que conocí. Un tipo que raspaba, que rompía, que la reventaba a la tribuna. Un tipo que aguantaba, que mojaba, y que un día, así nomás, se fue. Usaba la 2 en la espalda y se llamaba Ruso Prátola. Este campeonato es para vos.

11.12.06


Desde adentro

Alguien dijo que el destino ya está escrito y parece que es así, que hay que entregarse a sus caminos insondables. Esta vez la alineación astral designó la victoria y la gloria para Estudiantes y tenemos que aceptarlo sin ningún tipo de análisis. Además, resignación ante la posibilidad de brindar alguna explicación: no hay razones, no hay conceptos. Hay, sí, sentimientos, emociones, felicidad en estado puro. Nos acercamos a la Dimensión Pincha: sufrimiento, combustión orgánica, y al final un goce extremo.
Ayer estuve en la cancha, sentí desde adentro la energía que recorrió el Estadio Único. Estuve adentro, en sus vísceras, lo sentí latir, vivir. Eramos 35 mil hinchas dentro de un organismo que creía, había una fe poderosa que llevaba al equipo hacia adelante, una fuerza superior que lo movilizaba y que aterraba al rival que intuía en su futuro cercano a la derrota. Eramos todos uno, una comunión mágica, inmensa. Religión popular. Energía y el milagro que sobrevolaba.
Los ojos puestos en el partido y los oídos en la Bombonera. El gol de Palermo que no nos hizo bajar los brazos, mientras el equipo iba e iba y lo bola que no quería entrar. Los jugadores atentos, poniendo, quitando, empujando, corriendo, picando. La Bruja preciso y fino en los momentos más calientes, demostrando que es el dueño de la magia y que la batalla contra la mediocridad argenta es hasta el final, hasta alcanzar la victoria y la gloria . El Tanque, imparable como siempre, aterrorizando a los defensores de Arsenal y a todos los bosteros para el partido del próximo miércoles.
Primer gol de Lanús y todos festejamos. Segundo gol y delirio, parecía que íbamos a dar nuestros dientes contra el pasto. Se venía todo abajo y la energía que había en ese momento hacía que una explosión fuera inminente. El milagro que sobrevolaba y Caldera que con una amarilla se quedaba fuera de la final. Injusto, lamentable por todo lo que significa para todos este patriarca. No importa, su espíritu 9 rojo y blanco está, estará por siempre junto a todos.
El milagro y una paloma que volaba cerca del arco de Orcellet, volaba y volaba. Y un minuto más tarde la pelota fue a dar en la cabeza de Agustín, travesaño y la red infladísima. Locura, lágrimas, emociones, grito con la garganta en carne viva. Nos abrazábamos con los conocidos y con los desconocidos, qué más daba si sabíamos que éramos uno sólo, no había partes, había un todo, una totalidad que iba al frente y no había poder que pudiera detenerlo. No exagero si digo que todo hervía, el calor era soporífero y la cancha era una olla a presión. Los hinchas de Arsenal eran unos pocos que miraban como se estaba gestando la hazaña sin nada que ellos pudieran hacer. Lo que muchas veces leyeron en las crónicas épicas estaba pasando delante de sus ojos, lo estábamos viviendo nosotros en el cuerpo.
El cosmos esta vez dijo sí. En el post anterior expresé mi incredulidad ante su mensaje pero intuía que había que aceptarlo porque escondía el pasaje para esta final. Te quita y te da, era la sospecha de Verón. Alayes pidió disculpas por ese fatídico gol de Choy y prometió que se tomaría revancha contra Arsenal. Crean, dijo el Cholo. Y así sucedió; como si la letra escrita en los papiros del destino pudiera ser leída por los ojos que ven, con ojos que tienen un poder divino para ver. Y sí, es magia.
La otra vez también recuperaba un momento de El Hombre de la Esquina Rosada. Se trata de una situación que puede ser asociada a la actualidad de nuestro campeonato. Esto es algo curioso si pensamos que Borges detestaba el fútbol; sin embargo tenemos por un lado a un Boca que como el pendenciero que creía copar la parada se echa hacia atrás en el momento en que tenía que demostrar su valor, y por otro, al cuchillero que se planta, que desafía y se va airoso ante los calzones caídos del rival. Al final y por la espalda el cuchillazo artero que en el cuento significa la muerte, pero que en la Dimensión Pincha es resurrección y ascenso a los cielos. Es borgeano y también es bíblico (algo que los eruditos no encuentran para nada contradictorio), alguien mencionó ese aspecto en este blog haciendo referencia al significado sagrado del número 7 y los goles que le hicimos a los triperos.
Siguiendo con Borges y hacia una búsqueda inviable de algún sentido. La presencia del destino como una escritura ya establecida. «El íntimo cuchillo en la garganta./ Un júbilo secreto. / Al fin me encuentro / con mi destino sudamericano». La idea de destino como laberinto misterioso y la convicción borgeana acerca de cómo todos los pasos que da el hombre sobre la tierra -un suelo propio- resultan vagamente inexplicables y conducen a un desafío final en el que algunos se envuelven en el ropaje del héroe para gestar la hazaña.
El milagro se dio y lo viví de adentro, prometí contarlo y lo hice como pude. Ayer los astros dieron la gloria a los pinchas. El miércoles nos espera la batalla final contra el enemigo más importante. Estamos cerca, más cerca de las puertas del campeonato que nunca.

4.12.06


¿Qué nos quisieron decir?

Los avatares del cosmos son casi siempre imprevisibles. Creí entenderlo todo hasta el minuto fatídico en el que entró la de Choy González. Sabía que había que sufrir, desesperarse, alterarse, retorcerse hasta lo intolerable. Aceptaba el tener que aguantarme el relato insufrible de Garófalo por Domingol porque la alternativa de los Bambinos Pons y Veira, como se imaginarán, no la manejé nunca como una posiblidad. Antes de que empezara el partido sabía todo esto y estaba dispuesto a aceptarlo.
Estudiantes siempre te coloca ante la instancia del sufrimiento. A esta altura eso ya es algo sabido y sabido era también que a la larga el gol del empate llegaría y el segundo también. Cosa que sucedió, en estricto orden cosmogónico, místico. Y sólo era hora de esperar, de festejar, de desatar la euforia, y escribir en el blog que no alcanzan las palabras para tanta alegría. Pero a los 46 del segundo tiempo, el zarpado de Choy González metió ese cabezazo y la mando a guardar a un ángulo recóndito para Andújar y el Cholo quedo en cuclillas mirando el pasto.
Nadie entendió nada. Hicimos lo de siempre, jugamos como siempre, pusimos las pelotas de siempre y al fin nos empataron. Yo cumplí con mis cábalas, lo ví en el mismo lugar e hice exactamente los mismo que contra Newell´s. Entonces, el primer movimiento es hacia una comprensión que es difícil encontrar. Tenemos un cabezazo artero totalmente antimístico frente a la poesía de los goles de Pavone y de una Brujita que asciende a dimensiones superiores. Y toda la energía positiva estaba puesta en los jugadores de remera rayada: era la fuerza del orgullo, de la resistencia, del último bastión guerrillero que queda en pie en este mundo dominado por el imperialismo mercantilista. Era la pasión de un puñado y la admiración de muchísimos que identificaron a Estudiantes como el cruzado que lucha por la gloria y por el campeonato. Y de repente, el alineamiento astral que nos envía su cruel designio, y nuestro pecho hundido lleno de desazón y una pena que desborda.
Del otro lado se escuchaban los ecos de la televisión. Las corporaciones y su parafernalia transmitían y se preparaban para una fiesta; que no pudo ser. Increíblemente Boca perdió contra un Belgrano que se agrandó y se animó a robarle algo más que un punto. A veces recuerdo ese tiro libre sobre la hora de Serrizuela que se le coló a Herrera y me pregunto qué hubiera pasado si la lógica se daba y le ganábamos a los piratas ese partido que tan bien controlado teníamos. Y casualmente algo parecido pasó hoy contra Boca, todos lo daban por perdido y le hizo un partidazo mandándolos a Buenos Aires cagadísimos para enfrentar a Lanús que viene encaminado.
Y vuelvo al mensaje cosmogónico, ¿qué nos quisieron decir los astros con ese gol de Choy? Algunos cultores del pensamiento fácil opinan que es una revancha por el 7 a 0 a Gimnasia. Otros, que la suerte ya se acabó, que la gesta de los héroes del equipo de Don Osvaldo se pudo alcanzar pero jamás superar. Con el correr del tiempo, ya visto los resúmenes de los partidos, las declaraciones y las opiniones de todo el mundo, intento atrapar algún sentido que me acerque a una respuesta. Y de aquí en más sólo hay pensamiento complejo, filosófico, el cual casi siempre es abordado de manera irresponsable.
Tan sólo quiero enunciar algunas líneas de reflexión que me aclaren, nos aclaren, el panorama. Creo que si perdíamos y Boca también lo hacía, lamentablemente éramos como Gimnasia: perdedores. En cambio empatamos, con la demostración habitual de huevos. Empatamos con un gol de nuestra insignia, la Brujita Verón, quien demostró que no se borra en las jodidas. Ese detalle menor ya nos coloca por encima de nuestros vecinos; en realidad ratifica la superioridad demostrada desde los inicios de los tiempos y que aquí sería aburrido volver a desarrollar.
Pero hay algo más que creo es lo más interesante. Recuerdo un notable cuento de Borges, El Hombre de la Esquina Rosada. Allí Francisco Real, el Corralero, es acuchillado al final de la fiesta por un naides mientras a Rosendo Juárez, el Pegador, el que era respetado por su coraje, se le afinaba la voz y demostraba toda su cobardía. Al Pincha se le presenta una situación parecida: desafía al matón y se va airoso, el otro moja sus pantalones en una demostración de juego vergonzante y pierde un partido imperdible; sobre el pucho, mientras clareaba, un ex tripero insignificante nos quiere lastimar por la espalda y lo logra, aunque no nos mata. Esa es la diferencia: Estudiantes vive, late y no precisa un velorio con dignidad.
Ese, creo, es el mensaje que el cosmos hoy se encargó de transmitirnos a todos los pincharratas. Estamos vivos y cumplimos el enorme objetivo de llegar con chances a la última fecha del campeonato. Boca no pudo festejar y se llena de miedos para jugar contra Lanús, mientras el Pincha desea con todo extender su vida hasta llegar a la gloria. Lo desea y se lo merece porque es absoluta justicia que gane, ganemos, este campeonato. Luego, un cálculo que hacía mientras íbamos ganando: si todo seguía así iba a ser imposible un partido de desempate contra Boca. Y eso es lo que pretendo por sobre todas las cosas, y el equipo también y estoy seguro de que todos los hinchas piensan lo mismo. Un mano a mano contra los bosteros para ver quién es mejor, un reto de cuchilleros . Y este resultado nos da esa chance, y creo que se dio para que eso suceda.

29.11.06

René Lavand



René Lavand da la mano con una naturalidad impostada, consciente de que ese simple acto protocolar, a menudo despojado de la más mínima carga emocional, ejerce sobre el receptor una fascinación humillante. No hay equilibrio en ese ejercicio fraterno que supone la despedida y que certifica, quizá para siempre, la imposibilidad de desentrañar el misterio escondido en esa mano, que saluda como dejando constancia de su inocente superioridad. René Lavand, ilusionista, 72 años, barajador de anécdotas y bon vivant empedernido, sentencia, poco antes de despedirse: “Mi intención no es humillar a nadie”.

Lo hace, sin embargo, cotidianamente. En la sala del Multiteatro, donde todos los fines de semana presenta su nuevo espectáculo de ilusionismo, despliega un arte que opera por sustracción: la magia no está en lo que muestra sino en lo que oculta, detalle que anula de entrada los mecanismos lógicos del virtuosismo. Mientras apabulla a los espectadores con sus juegos de naipes tamizados por historias de tahúres y citas de Borges, Lavand comprueba el carácter inexorable de su victoria. Cada vez que el silencio pasivo de la sala se va tiñendo de tensión, como si se entablara una competencia sorda entre engañador y engañados, se va tejiendo el final invariable: un delicado e indescifrable golpe de KO por parte de Lavand, una ovación (levemente resentida, debe decirse, aunque sea la admiración lo que aflore exteriormente) por parte del público. “Yo escucho los murmullos posteriores a mis juegos. Sé que mucha gente, abajo del escenario, se acuerda de mi pobre madre. Ella aceptaría el ‘calificativo de cuatro letras’, porque aquel muchacho de nueve años que perdió su mano en un accidente dio lugar a estos insultos que no hacen más que halagarla.”

Desde los nueve años, Lavand anda por la vida con una sola mano. En Coronel Suárez, donde su familia (padre asturiano, madre vasca) se había ido a vivir cuando él era muy chico, un día de carnaval le marcó las cartas: mientras jugaba con unos amigos en la calle, fue atropellado por un auto, que le aplastó contra el cordón de la vereda parte de su antebrazo derecho. “Me agarró entonces el síndrome paranoide de la castración. Ese complejo lo traduje en un deseo de superación desmedido. Ya desde los siete años jugaba un poco con los naipes. Cuando todavía vivíamos en Buenos Aires, una tía me había llevado a ver a un mago chino que venía desde el Lejano Oriente para deslumbrar a grandes y chicos con sus trucos. Chang se llamaba. Me acuerdo que lucía un kimono de seda natural con dragones bordados a mano. Su show transcurría con una serie increíble de apariciones y desapariciones, y es todavía hoy uno de los recuerdos imborrables de mi infancia. Como en mi casa yo no hablaba más que de Chang, un amigo de la familia aficionado a la prestidigitación me enseñó un juego con cartas, que empecé a practicar. Después del accidente, las cartas se transformaron en una obsesión para mí.”


Creció con una doble sensación de soledad: la que se dibujaba alrededor de su mutilación no asumida, y la de llevar adelante un hobby sin cómplices ni aduladores. Ya instalado en Tandil, la adolescencia lo sorprendió sin progresos artísticos. Siempre el mismo truco, repetido con pasión de autómata. Conoció a un chico que coincidía en sus mismas obsesiones y que le reveló algunas claves mnemotécnicas de objetos y palabras, además de mostrarle un libro, Cartomagia, de J. Bernat y E. Fábregas, que lo sumió en la desesperación: “Todas las ideas que yo había creado para mi juego ya estaban en ese libro desde mucho antes. Igual me lo devoré, y terminé más angustiado. Las técnicas que enseñaban no me servían para nada, porque Bernat y Fábregas tenían dos manos... Allí me di cuenta: debía romper los cánones, inventarme a mí mismo, crear mis propias técnicas”. La euforia creativa se multiplicó, como ese fuego interior que sólo puede surgir del infortunio. “¡Voy a hacer algo con esta desgracia!, me dije, aunque en mi casa mis padres se preocupaban porque me veíanreconcentrado, metido en mis juegos. Creo que mi padre se frustraba al ver que yo estaba condenado al fracaso, embarcado con mi particularidad física en un juego de manos. Falleció antes de que yo pudiera mostrarle que podía, que realmente podía. Cuando era adolescente, mi madre me decía: Muy lindo esto de la barajita, pero ¿qué vas a hacer con tu vida? Pero ella sí me vio triunfar. Creo que vivió hasta los 86 años para poder disfrutarlo.”Mientras su carrera de prestidigitador se agitaba interiormente, Lavand fue empleado del Banco de la Nación Argentina. Dactilógrafo aventajado, era el asombro de los clientes, que se quedaban observando su habilidad zurda después de renovar los plazos fijos. René les reservaba a sus compañeros de trabajo sus habilidades –por entonces– más secretas, que cabían en ese mazo de naipes guardado con celo en un cajón de su escritorio. La presión de sus amigos aceleró su paulatina “profesionalización”: “El show de Pinocho”, las noches del Tabarís y del Nacional, los primeros contratos. Dos matrimonios frustrados, cuatro hijos, el juego, los viajes, un cóctel que empezaba a prepararse con ingredientes desconocidos para ese muchachito que se perfeccionaba en soledad para vencer sus complejos.

En ese momento de la entrevista, a René se le humedecen los ojos. Del mismo modo que es imposible desentrañar sus habilidades arriba del escenario, cuesta acompañar el itinerario de sus recuerdos, que zigzaguean entre la tímida acumulación de éxitos profesionales y la sensación permanente de zozobra emocional. Ahora que vive feliz en su casa tandilense (una finca llamada “Milagro verde”, en la que acondicionó un viejo vagón de tren, el “Pata de Fierro”, para que paren sus amigos cuando lo van a visitar, y donde también acondicionó una especie de jardín botánico con más de 500 especies) en compañía de Nora, su mujer; ahora que el álbum familiar está lleno de aplausos y premios, René parece esconder una melancolía muy profunda, abonada por viajes de trabajo y aventuras por todo el mundo, en hoteles impersonales, en casinos provocadores y, fundamentalmente, en la certeza de que “el personaje Lavand” se impone con la ambivalencia de su defecto transformado en virtud. Con esa paradoja a cuestas, René humilló a millones de telespectadores en los shows de Ed Sullivan y de Johnny Carson, adonde llegó gracias a los oficios de una buena señora que le vio pasta y lo “vendió”. “Todavía recuerdo la cara de Ed Sullivan y el asombro de quienes nos rodeaban. Imaginate lo que era para un norteamericano llevar a la tele a un prestidigitador manco. Era como presentar a un bailarín rengo.”

En la sala de Multiteatro se lo ve sobrar la situación, ligereza que deja intuir un torbellino interno. Se le pregunta luego por el miedo. ¿Alguna vez lo sintió? ¿El día que estuvo frente a Ed Sullivan y millones de telespectadores? Lavand sale de su personaje entrañable y dice que sí, que esa vez tuvo mucho miedo. “¿Sabés lo que pasa? El actor se puede equivocar, se confunde la letra y se corrige enseguida, la gente se da cuenta o no se da cuenta, y no importa. Yo no puedo sacar el dos de oro en lugar del cuatro de espada. Me di cuenta de los riesgos que corro. Ya me creen capaz del milagro y la verdad es que si el público considera que lo que hago son milagros, mejor para mí. Siempre y cuando no me equivoque. Y esas cosas que parecen hechas con tanta naturalidad... no sabés, para lograr ese temple, esa aparente seguridad en mí mismo, todo lo que tengo que transpirar, practicando todos los días de mi vida.”

Pero miedo, lo que se dice miedo, sintió una vez. Lavand cuenta la anécdota, una entre tantas para él, con sencillez y picardía. Está relatada en el libro René Lavand, barajando recuerdos, una suerte de autobiografía que se vende en los shows. En 1992 fue contratado para trabajar cuatro días para el Cartel de Cali. Sin saberlo previamente, claro. Un “intermediario” argentino arregló todo, con la mayor discreción. René compartió el viaje con un cómico y una vedette. En Cali lo esperabanun hotel 5 estrellas, un cachet desmedido, y la ignorancia más absoluta respecto de quién organizaba la fiesta a la que había sido invitado. No cabían ni los cómo ni los porqué. Una mansión custodiada por una veintena de hombres armados hasta los dientes certificaba la inconveniencia de exteriorizar los interrogantes. Tuvo que jugar, ante un grupo de millonarios, entre mesas donde circulaba “el alcohol en botellas y la cocaína en platos”. Jugó fuerte, y su buena llegada a los comensales se convirtió en un boomerang. “¡Tiene clase, tiene clase!”, le gritaban, excitados. Lo habían contratado para que actuara durante quince minutos. Pero le pidieron más. “Lo queremos más tiempo, gustó mucho...” “No quise aburrirlos –les contestó–, pensé que estaban para otras cosas...” Había otras cosas: diez chicas bailaban desnudas alrededor de una piscina, por ejemplo. El cómico que había viajado con él no había podido hacer reír a nadie. A la vedette le había ido un poco mejor, lo que constaba por las ofertas monetarias que recibía. Lo llevaron a la suite principal de la mansión, donde lo esperaba “El Padrino”, para quien debió actuar en exclusividad, mientras, simultáneamente, a pocos metros, dos parejas se mataban sexualmente en una cama. “¡Haga otra!”, le decía el Padrino, y le convidaba del plato. René decía que no.

–Pero... ¿qué edad tienes?–Sesenta y dos.–Pero hombre...a esa edad hay que probar de todo...Después de esa fiesta hubo otra, para “un grupo de familias”. Saunas, baños turcos, mozos con guantes blancos adornaban la escena. A uno de los capos tiempo más tarde lo descubrió en un informe televisivo. Era un narco apodado “El ajedrecista”. Debía trabajar para él, con una presión extra: el cómico había fracasado nuevamente, al punto que escuchó nítidamente la frase: “¡A este cómico lo deben haber mandado los del Cartel de Medellín!”. Entre champagne, embellecido por el bacará tallado en finísimas copas, cocaína y mujeres, hizo su show con la prestancia fingida de quien sabe manejarse en esos ambientes. Tan bien le fue, tanto lo aplaudieron, que lo invitaron a una fiesta más. “El último cachet no lo cobré. Pero estoy seguro de que el gángster que se lo quedó fue el representante argentino; esa otra gente cumple fielmente con esas cosas. Sólo nos quedó la gran duda... ¿A qué se debieron esas fiestas? Otro comentario posterior pareció dar respuesta a esa pregunta: parece que festejaban siete muertos de la DEA por los narcotraficantes.”

Lavand tiene facilidad para saltar intempestivamente de una época a otra, del mismo modo que en sus espectáculos relata una historia de un tahúr mexicano y pocos minutos más tarde, después de un truco increíble, y de rubricarse la mano con glicerina, cita a la Carmen de Bizet o recita, con porteñidad mundana, los versos de Homero Manzi: “La vida es un mazo marcado/ maneja las cartas la mano de Dios”. Y Lavand preguntará, más tarde, mirando a los ojos con firmeza, como si quisiera reafirmarse algo a sí mismo: “¿Vos querés saber qué haría si pudiera volver atrás, y empezar de nuevo con mi mano derecha? ¡No la quiero! Arruinaría mi personalidad. Tener mi mano derecha sería mi total fracaso. Yo le debo todo a mi accidente”.
Su imagen de bon vivant, cultivada con el correspondiente aire de indiferencia que es aconsejable en estos casos, podría sugerir, como una de sus facetas ineludibles, una historia de seductor empedernido. Hipótesis que Lavand relativiza: “¿Bon vivant? Más que eso creo que soy un sibarita. Hago un culto del placer, aunque en la vida tengo que decir que sí, que he gozado mucho, pero también he sufrido mucho. De lo que estoy seguro es de que no soy un tipo seductor, y de galán no tengo nada. Pero tengo que admitir que alguna vez he convencido a alguna mujer con una trampa de las mías”. Debe reconocer que cayó en su última “trampa”. “Yo solía hacer un juego con unos cortaplumas. Cuando invité a comer porprimera vez a mi mujer, la labradora de mi alma, como diría Ortega y Gasset, me llevé los cortaplumas para la sobremesa. Me salió bien. Ese juego no lo hice nunca más en 19 años, que es el tiempo que llevo compartido con mi actual mujer. Me lo han pedido en muchos lugares, pero ese juego ha cumplido conmigo... definitivamente.” Y dice definitivamente con una emoción que estremece.

Ya terminando la entrevista, agradece con delicadeza que no le hayan preguntado por David Copperfield, lo cual, por efecto de la lógica periodística, conduce directamente la conversación hacia el mago más famoso del mundo. “Somos muy distintos -.dice, con una autosuficencia que se impone desde una cierta distancia pudorosa–, él hace funcionar su arte con tres millones de dólares y miles de toneladas en equipamiento, y yo llevo todo en mi bolsillo, mi mazo de naipes, que cuesta cinco dólares.” Tal vez la obscenidad de esas diferencias logísticas, emergentes de otras diferencias más profundas, hayan convertido a Copperfield en un reconocido fan de Lavand. “Fue a verme trabajar a Laussanna, Suiza. Fue exclusivamente a verme a mí, a un congreso de ilusionismo. Trabajé doce minutos para él, ante más de 1200 personas de todos los países.”

Lavand escribió libros, pero sabe que el estilo es intransferible. Sólo tiene tres alumnos: “En este caso, no es el alumno el que elige al profesor, sino el maestro el que elige al discípulo. Nada puedo enseñarles. Sólo puedo mostrarles lo que hago. Si logro transmitirles lo que es la belleza del ludismo, ya estoy compensado”. Tener alumnos, aunque sean sólo tres, parece obedecer a una necesidad de proyectar su arte, una forma, también, de asumir sus 72 años. “Juego con un margen. No quisiera caer nunca en la declinación. Espero que la experiencia, el oficio, suplan las discapacidades, la artrosis, los dolores en la rodilla, pero los años se siguen sumando.”

Si es cierto que por el solo hecho de existir todo relato es verídico, entonces Lavand es un estilista de la verdad, al punto que le da formas extrañas, parecidas a la mentira. O acaso sea al revés. René se ataja: “Un andaluz amigo mío siempre dice: No hay cosa más aburrida que la verdad, la verdad y nada más que la verdad. Si la única meta del arte es convencer al mundo de la verdad de su mentira...”. Sonríe, y remata: “No es que yo sea un tipo con cultura; sólo soy un contrabandista de frases”. La imaginería popular no debe esforzarse demasiado para fantasear con Lavand esquilmando ingenuos por el mundo, dándoles el dulce de una supuesta impericia para después destrozarlos con un par de jugadas afortunadas. Lavand, con el aire casual de los que temen provocar demasiado a su destino, admite: “Jugué mucho, pero sólo lo hice hasta que adquirí realmente habilidad. Entonces dejé de jugar, no sólo por una cuestión moral, sino porque yo asocio el juego a la emoción. Si sabés que vas a ganar, no tiene sentido jugar. Sería un vulgar ladrón”. La de él, en cambio, dice, es una mentira bella. “Hago que por un rato la gente viva de una ilusión, algo que se cotiza mucho más en estos tiempos. Mis mentiras son muy distintas a las que nos tienen acostumbrados los políticos. Las mentiras de los políticos son sucias, vulgares, se descubren fácilmente. Yo me valgo de bellos engaños sutiles como simple resultante del arte. Yo solía andar mucho por la calle Corrientes. Ahora volví a actuar a la misma avenida, pero venida a menos. Veo gente tirada en la calle, durmiendo, pidiendo comida. Prefiero acostarme temprano porque me duele mucho ver eso. Y siento impotencia, porque lo único que yo tengo para dar son esos dulces engaños, esas ilusiones, pero en este país la gente más necesitada de ilusiones no puede pagar una entrada al teatro.”

Por Fernando D’Addario / RADAR / Página 12

1-4-2001

28.11.06

Ovaciones

Iban 27 minutos y el árbitro asistente anunciaba que Gonzalo Saucedo reemplazaría a Diego Galván. El cambio obedecía a una cuestión táctica del Cholo para aguantar el partido que se estaba poniendo chivo. La pantera salió y la cancha se vino abajo. A los 31, el Chicho ratificó la confianza que le dio el técnico y con un cañonazo al medio del arco fusilaba a Campagnuolo sumándose, sin más, a la galería de próceres adolescentes que dejaron y están dejando su marca en la historia del club. Tres minutos más tarde, se indica la salida de Verón y la entrada del Chino Benítez. La Bruja levanta sus brazos y el Ciudad de La Plata tiembla, se estremece de pasión. Emociones, ovaciones, 2 a 0 y flores para Mostaza.


Festejo

Las hinchadas habían dado un recibimiento distinto a cada uno de los técnicos. Se daba la particularidad que Merlo y Simeone se encontraban con los equipos que habían dirigido recientemente. Los de Racing demostraron el afecto que todavía le guardan -o le guardaban. La hinchada pincha, herida por la traición del hombre que se tiñe el pelo de ese color tan extraño, lo recibió con hostilidad, como se merece alguien que desecha el sentimiento de un club que le había abierto su corazón. Estudiantes tiene una tradición muy arraigada por lo que le cuesta, nos cuesta, confiar en alguien que no sea de cuna pincharrata. A Mostaza le ofrecimos establecer un lazo afectivo, lo cuidamos, lo apoyamos. Pero de su parte nunca salió un sentimiento recíproco, mientras nos dirigía decía que su sueño era volver a River y a Racing, que esas eran sus segundas casas y que enfrentarlos significaba un sufrimento. Un día encontró la excusa perfecta y se rajó para River, dejándonos de garpe a dos días de empezar la Copa Sudamericana. Ahí fracasó y lo echaron y ahora parece que lo mismo está por pasar en Racing. Con el Cholo las cosas se dieron distintas: el feeling surgió de entrada, su último partido en Vélez fue contra Estudiantes, su despedida del fútbol también fue contra nosotros, y él dijo que ese día sintió algo especial cuando la hinchada pincha lo ovacionó. Como jugador, la identificación con Bilardo se dio de manera natural, practicó ese estilo de juego como estandarte de la selección, y antes de colgar los botines declaró a La Nación que su modelo de juego como técnico sería Estudiantes. El amor a primera vista se dio y parece inquebrantable. Esto se demuestra en el campañón que estamos haciendo y el grupo compacto que se armó. Se nota que hay algo más que fútbol ahí, es una comunión. El gol del Chicho Saucedo fue festejado impulsivamente por el técnico, lo que fue mal visto por los racinguistas. El Cholo explicó que es hipócrita esconder las alegrías y que su festejo era legítimo. Quedate mucho tiempo con nosotros Cholo, tomá conciencia de que ya sos ídolo en esta casa, y no es poca cosa. Dirigentes: pónganse las pilas, que no se les escape la tortuga.

Futuro

Esta campaña es espectacular, faltan dos fechas y todavía seguimos con chances de salir campeones. Nadie abandona, nadie afloja, todos estamos ahí, poniendo el pecho como siempre, aguantando con el cuero y con el alma. Pero Boca no se cae, con culo o con no se qué, pero la emboca y festeja los tres puntos. Injusto tal vez, pero de nada sirve llorar. El orgullo, la mística y la tradición rojiblanca están presentes, viven más que nunca, laten y se hacen sentir en la ciudad, en el país, en el mundo entero. De este campeonato nos llevamos alegrías inmensas, la vuelta de la Brujita Verón, el hijo pródigo que jugó e hizo jugar y que demostró que está entre los cinco mejores jugadores del mundo; luego, todos lo saben y lo sienten, el histórico 7 a 0 frente a nuestros rivales que ya son hijos, nietos. Los diez partidos seguidos, el reconocimiento unánime de que somos los mejores, la garra de siempre y el juego de nuestras mejores épocas. Pero nos faltó el campeonato -suplico equivocarme- y queda entre ceja y ceja. Queda. Y el Clausura 2007 es la oportunidad y hay que tomarla. No desmantelemos el equipo, por favor. Si se va Pavone que lo vendan bien y que no lo regalen (entre 6 y 8 milones de euros es una buena cifra). Parece que hay una oferta por los dos centrales, ellos son fundamentales en la estructura del equipo y en vistas a formar a un equipo competitivo habría que retenerlos, por lo menos a Alayes que además de defender como un león es goleador. Otro pedido a los dirigentes: pongan la guita para comprar los pases de Andújar y Galván. Con el arquero adquirimos una seguridad que no teníamos desde la época de Chiquito Bossio, creo que si jugaba Andújar y no Herrera, contra Boca no perdíamos seguro. Y de la Pantera Galván qué decir: jugadorazo, 100% pincha, atento Basile. El resto del equipo hay que mantenerlo, con oportunidades a Lugüercio, a Benítez, a Piatti, a Saucedo, a Pirchio que la está rompiendo en la Reserva, a Caballero. Lo último: te esperamos León Huerta.



24.11.06



El blog llegó para quedarse: en el mundo se crean 100 mil por día

Debe haber sido el sueño de más de uno durante siglos: la posibilidad de acceder a un soporte, un medio o una tecnología a través de los cuales contarle al mundo lo que uno es, lo que le gusta, lo que opina sobre temas que lo preocupan, lo que odia de la política, lo que amó de algún viaje, lo que aprendió su hijo ayer, lo que escribió en su tesis de grado o lo que le gusta comer mientras mira tele en la cama. Contarlo con palabras, con fotos, con audios, con videos, y contarlo infinitamente, sin que el papel se acabe, sin que los límites de un "espacio" en el sentido tradicional acoten las ganas o atenten contra la creatividad. Y sin que resulte caro, difícil o extravagante... No lo imagine. Existe. Se llama weblog. Blog, para los amigos.

Es uno de los fenómenos tecnológicos y comunicacionales más revolucionarios de los últimos años. Y se expande por la web de manera exponencial. Cada 24 horas se crean 100.000 nuevos blogs en todo el mundo. La blogosfera ya suma más de 57 millones de blogs. Sus habitantes escriben 1,3 millones de anotaciones por día. Con estos datos, alumbrados por el último censo mundial de blogs de la empresa Technorati, no hay nada que discutir: mantenerse a salvo de la fiebre del blog está lejos de ser un acto saludable. "Quien permanezca ajeno a este fenómeno probablemente esté out en poco tiempo. Es lo que viene", asegura Gastón Terrones, especialista de la empresa Edelman.

Habrá que aprender, entonces. Empecemos. Un blog es algo así como un diario personal publicado en Internet, pero con algunas particularidades: en primer lugar, permite "contar" recurriendo a soportes de lo más diversos (además de escribir, se puede "decir" a través de fotos, voces, música, videos o piezas de animación). Pero hay algo más: el blog también permite "escuchar", compartir, conversar con otros: cualquiera que ingrese puede agregar su comentario, opinar, sumar lo suyo.

El orden de los apuntes en estos "cuadernos de anotaciones" virtuales es cronológico (se lee de arriba hacia abajo). Y la variedad de contenidos que difunden es infinita: a través de los blogs toman estado público confesiones íntimas y relatos cotidianos, críticas literarias, hallazgos científicos y secretos de Estado.

"Todo depende de la voluntad del blogger (autor). En el blog no hay límites. Es un escenario online sobre el cual uno construye una identidad, habla de lo que le gusta, opina, critica. Por eso las empresas y el marketing los siguen con tanto interés", dice Matías Fernández Dutto, especialista, al frente de una consultora que "ofrece servicios de entrenamiento para el uso de nuevas tecnologías sociales".

En Argentina no hay censos ni estudios que dimensionen el fenómeno, pero los expertos aseguran que la boom del blog se repite por estos pagos con la misma intensidad: se estima que el número de weblogs trepó en tres años de 600 a cerca de 100.000. Y esta cifra no hará más que crecer en un país donde el acceso a Internet se masifica sin pausa.

"Los blogs surgen y crecen a partir de la necesidad de la gente de comunicarse. A diferencia de los medios tradicionales —que son, en general, unidireccionales—, facilitan la interacción y permiten generar redes sociales sin fronteras", explica Terrones. "Quienes bloguean participan en conversaciones, intercambian información y se vinculan con pares. Se crean comunidades porque los blogs proponen siempre sitios amigos o afines".

"Internet fue cambiando. La de ahora es más móvil, más social, el uso es más activo. En la web la gente no sólo lee: habla, escribe, fotografía o filma. Internet pasó de ser la gran biblioteca a la gran conversación", comentó David Sifry, fundador de Technorati, que relativizó el vale todo típico de la red. "El blogger debe pensar dos veces lo que escribe, porque le contestarán. Su reputación está sujeta a lo que la gente lee".

Lo más curioso y revolucionario del fenómeno weblog es que dejó a los tecnofóbicos sin excusas, porque armar un blog es gratis y de lo más sencillo. No exige el aprendizaje de lenguajes extraños como el HTML (ineludible para construir un sitio web) ni demanda una máquina "último modelo". Basta tener banda ancha y manejar un par de tips para sumarse a la movida.
"Cualquier persona, hasta un chico, puede armarse su blog en cinco minutos. Lo más difícil viene después, y es sostenerlo. Los blogs demandan mucho trabajo. Hay que dedicarles tiempo para mantenerlos vivos", dice Dutto.

Es lo que destacan, precisamente, quienes desconfían del futuro del blog: sostienen que es inherente a su espíritu una lógica del entusiasmo que lo vuelve, muchas veces, efímero. "Es verdad. Hay curvas: arrancan con fuerza y a los tres meses se pinchan porque las visitas caen y hay pocas conversaciones. Pero es muy dinámico: son tantos los que nacen a diario que no hay con qué darle", defiende Dutto. La corta vida de muchos blogs no es, de todos modos, un dato a desestimar: según el informe de Technorati, sólo el 55% de los blogs censados están activos (han sido actualizados por lo menos una vez en los últimos 3 meses).

Aun así, el boom es incuestionable. Muchos hablan de la blogosfera como la "imprenta del siglo XXI" e importantes analistas empiezan a considerarla el quinto poder. "Es el poder que controla al cuarto poder, la prensa, que vigila a su vez a los otros tres —dicen—. Es el poder ciudadano". Un poder que, no por digital, pesa menos.

Por Georgina Elustondo
Fuente: diario "Clarín" Más información: www.clarin.com

19.11.06

Pablito Piatti

El lenguaje nuevamente se hizo trizas contra el sinsentido. El granítico edificio de la razón se transforma en polvo estelar a la hora de dar cuenta de la Actitud Estudiantes. Porque ayer en el triunfo 2 a 1 contra Newell´s, los hinchas nos quedamos sin habla, sufrimos los picos de nuestro ritmo cardíaco y nos entregamos a la conexión mística para energizar desde lo lejos a un equipo que nunca se entregó.
Al terminar el partido todavía nuestros sentidos estaban alteradísimos: abrazos, festejos, griterío ensordecedor para descargar esa tensión acumulada que se había infiltrado en los huesos. Vimos un equipo pincha que iba e iba, que chocaba contra una defensa parapetada alrededor de su arquero y que parecía jugar la final de la Copa del Mundo. Y hubo roces, mucho nerviosismo. Pavone encendió la locomotora y se topaba contra los rudos zagueros, la Brujita, esta vez impreciso, alternó buenas y malas y el patriarca Caldera la embocó al final con ese derechazo a la derecha de Villar.
Baldassi dio cinco minutos de descuento y en un centro que tiró el Tanque, un cordobecito de 17 años llamado Pablo Piatti saltó, cabeceó y metió el segundo para el delirio de todos. La situación fue extraña: en la cancha sólo había simpatizantes locales que se quedaron helados ante tamaña demostración de coraje del equipo contrario, mientras los jugadores leprosos miraban impotentes y los pinchas solitarios en ese gigante estadio se sintieron más gladiadores que nunca. Y bajo esa montaña de camisetas rojiblancas había una con un sueño que no entraba en su corazón. El pibe Piatti debutó en el equipo y metió un gol para pasar a la historia. Cuando ese segundo gol entró lo grité como nunca, lo reconozco, y le dije a Coco que el título del post iba a homenajear al cordobés. Espero haber cumplido.
Es domingo a la noche y la sensación de ayer se ve un poco ensombrecida por la victoria reciente de Boca en Jujuy. En realidad parece ser injusto que habiendo sacado 27 puntos sobre 27, Boca todavía nos siga llevando cuatro puntos. Los bosteros no planean perder puntos en la carrera hacia el campeonato y lo corroboran partido a partido; y contra eso no es mucho lo que podemos hacer.
Aunque pensándolo bien, sí hay algo que podemos hacer los hinchas y el equipo de Estudiantes. En primer lugar mantenernos tranquilos y en equilibrio con nuestra conexión místico espiritual que es la que nos colocó en estas instancias decisivas, si se tiene que dar se dará, aceptemos el resultado en paz; recuérdenlo: la paz que nos merecemos como guerreros luego de haberlo entregado todo. Luego, seguir concentrados como hasta ahora, el equipo y la hinchada juntos, cada uno en su función, movilizados, alentando, con los blogs pincharratas a full.
Y lo último: tengo una propuesta para hacer. El fútbol argentino tiene una paupérrima calidad institucional, con Grondona y su mafia enquistados en el sillón de la AFA no parece que la situación pueda modificarse. La Brujita Verón el viernes demostró su liderazgo y su ascendente por sobre todos los jugadores (ya no solamente los de Estudiantes) y demostró también su enorme coraje para enfrentar a los voceros del "todo pasa". Verón empieza a construir una figura interesante para nuestro alicaído fútbol y puede constituir un muy significativo aporte para el club, más allá de la plata con la que generosamente contribuyó. Mi propuesta es empezar a articular algo -todavía no se me ocurre qué- entre todos los participantes de este blog y de otros blogs pinchas para encolumnarnos detrás de la figura de Sebastián, para generar ideas y acciones que puedan colaborar con esta cruzada. Piénsenlo, se reciben aportes.

17.11.06


Pocoyó: éxito entre los programas preescolares de televisión
Pocoyó es un niño inquieto y travieso y, también, el corazón de Zinkia. Fundada por antiguos directivos de Teknoland, esta compañía española produce más de 20 contenidos propios, entre ellos este dibujo animado que han vendido a 100 países y ya es uno de los tres programas preescolares más vistos del Reino Unido. Con más de 100 empleados entre Madrid y Pekín y ventas superiores a los 2.000 millones, Zinkia prepara ahora tres nuevas series."Queríamos crear contenidos infantiles para nuestros hijos.
Víctor López, director general de Zinkia, asegura que ésta es la motivación por la que un grupo de jóvenes procedentes del mundo de las tecnologías de la información y la televisión decidió poner en marcha esta compañía española de animación y contenidos interactivos.
Zinkia fue fundada hace ahora cinco años gracias al capital privado que aportaron sus socios, José María Castillejo (que, con el 70% del capital, es el mayoritario), y Colman López y David Cantolla, antiguos directivos de Teknoland, una consultora tecnológica que se hizo famosa en la burbuja.com, tras la entrada de Terra en su capital. La idea original era, además de crear contenidos con los que pudieran disfrutar sus hijos, dejar de trabajar para terceros y llevar a la práctica, en resumen, lo que estos empresarios llevaban años recomendando a sus clientes.
El primer producto de Zinkia fue Pocoyó, un dibujo animado en tres dimensiones protagonizado por un niño y sus mascotas, y dirigido a un público preescolar. Con unos 11 millones de euros de financiación, la serie ha sido realizada en Madrid, con guiones escritos en Nueva York, y distribuida por Granada International en más de 100 países, incluido España (se emite en La 2). Pocoyó está entre los tres programas preescolares más vistos del Reino Unido, donde además se han vendido 1.800 juguetes de la serie el primer fin de semana y 25.000 DVD en un mes (el récord de ventas en series infantiles en el país). Y es que la idea de Zinkia no es sólo crear una serie de televisión, sino crear marcas para que luego sean explotadas en todas las plataformas posibles (televisión, Internet, videojuegos, marketing...).
"Queremos crear marcas que sean duraderas, y rentabilizar su explotación", explica López. Como explica el directivo, la verdadera vía de ingresos de una serie no es su explotación televisiva, sino la comercial. Zinkia también ha creado una serie para niños mayores, llamada Shuriken School, y también produce contenidos interactivos con compañías como Coca Cola, Heineken o el Real Madrid. El pasado año facturó 2.307 millones de euros, un 746,37% más que en 2004, y logró un beneficio bruto operativo de 893 millones. Tiene 100 empleados en sus oficinas del centro de Madrid, y otros cinco en Pekín, desde donde negocian con la operadora China Mobile y la televisión estatal del país. Ahora, la compañía prepara otras tres series, la segunda temporada de Pocoyó y más contenidos interactivos. López reconoce que los accionistas han escuchado "cantos de sirenas" provenientes de posibles inversores y compradores, pero asegura que, por ahora, no tienen interés en vender.
Por Patricia Fernández de LisFuente: diario "El País" de MadridMás información: www.elpais.es

12.11.06


Reconocer

Lo primero es reconocer un dato equivocado que puse en el post del partido contra Vélez. Allí decía que con la expulsión de la Brujita Verón la cinta de capitán había quedado en manos de Caldera y eso dio lugar al título de la nota. En realidad, el lugar de la gran Bruja lo ocupó Ortiz, otro baluarte del equipo. La confusión se debió a que Caldera lleva el 9 en la espalda y el Tano el 19, pero en ese momento, ante semejante pérdida pensé que el indicado para sostener esa epopeya era Caldera y mi cerebro procesó la información de acuerdo a mis deseos. Perdón Tano por ningunearte, hoy te ví con la cinta y cumpliste tu papel como como un titán, como lo venís haciendo desde hace años con la rojiblanca.

Hecha ya esta importante aclaración quisiera compartir una sensación que tuve unas dos horas antes del partido. Había una conjunción de factores que colocaban a River antes de jugar con Estudiantes en el incómodo lugar de banca y exponían a Pasarella y sus jugadores a un furibundo recto a la mandíbula que los terminaría dejando sentados en la lona. Así sucedió. Creo que algo de eso puede suceder con Boca y el campeonato. Todos hablan de que ya salió campeón, que siendo un equipo chico es imposible pelear por salir primero, que tarde o temprano la mano del poder se hace sentir. Pero reconozcámoslo, el Pincha es un equipo increible, un grande de verdad, enorme desde donde se lo mire.

Sufrimos, es cierto, partido a partido, pero Estudiantes renace. Le asientan la estocada pero sale maltrecho hacia adelante, transforma sus falencias en caudal místico que hace que el equipo tenga una identidad definida más allá de las grandes ausencias. Identidad, orgullo, historia, huevos y ahora juego; todas cualidades que hacen que Estudiantes sea el mejor equipo del campeonato y que sea cada vez más imparable. Sin dudas el orgullo de la ciudad, del país, del continente. El campeón infinito, el León del mundo.

Ocho partidos al hilo y la racha continua. Ya pasó Vélez, ya pasó River, pasamos la prueba de ganar contundentemente sin la presencia de nuestros ases Verón y Pavone. Demostramos que somos un equipo grande y que le vamos a pelear mano a mano el título a Boca. Pese a todo hay que seguir demostrando y no es una frase hecha: el partido que viene contra Newell´s lo jugamos sin parte importante de la estructura del equipo, no van a estar el Flaco Alayes, la Pantera Galván, ni el Chapu Braña, mi ídolo.


La cuesta sigue empinada y cada vez más. Se corre la bola que nuestros rivales van a estar incentivados de lo lindo, era previsible, hasta la bestia Muñoz ya lo blanqueó. Nada de esto importa ahora. Estudiantes tiene con qué superar esos escollos. Quedan cuatro partidos y hay que ganarlos para conseguir lo que queremos. Tenemos equipo para lograrlo y no hay negociación por abajo de la mesa que pueda impedirlo.

En este campeonato demostramos la clase de equipo que somos, más que la revelación del campeonato. Dejamos de ambicionar con el ingreso a las copas para soñar con el campeonato. Nosotros lo sabemos y nuestros rivales lo reconocen. El reconocimiento en estos tiempos tan turbulentos se da en el hecho de la enorme grandeza de nuestro equipo. River, quedó claro, es un equipo cagón con un técnico llorón, los otros calificados por el mainstream como grandes miran desde lejos y se pelean por los premios consuelo. Estudiantes es el único grande que pelea, que resiste atrincherado como una indiada brava que pone el cuero ante el fuego de la potencia enemiga.

El León saca a relucir su estirpe de león y mete miedo. Más grande que nunca, con la Bruja y Pavone o sin ellos. Con un equipo que se la banca y que acampó en la historia. Un verdadero grande que se enfrenta a Boca y no arruga. Nosotros lo sabemos, todos lo reconocen, ellos lloran: Pincha, hasta el campeonato siempre. Hoy más cerca de las puertas que nunca.

10.11.06


Hinchadas

La madre parecía atenta al reclamo de sus dos hijos y no sabía que decisión tomar. El más grande y sus continuas demandas por la independecia adolescente quería estrangular al pequeño que sólo quería jugar y estar con su hermano querido. Ambos iban a pedir a su madre mediación y ella, salomónica, les dio la razón a los dos.

El blog parece estallar ante una situación del fútbol del todo inusual y ante esto los comentaristas mostraron reacciones diversas. El hecho es que el miércoles 8 de noviembre jugaron Gimnasia y Boca en el Estadio Ciudad de La Plata la segunda mitad del partido que había sido suspendido el 10 de septiembre. En aquella oportunidad, el primer tiempo había terminado 1 a 0 en una demostración de juego férreo por parte de Gimnasia no vista desde hace mucho tiempo. En el segundo tiempo, como ya se sabe, las cosas cambiaron bastante y Boca arremetió con cuatro goles.

Intentemos focalizar sobre ese segundo tiempo. Las cosas parecían muy distintas, los jugadores no pegaban, no se tiraban a los pies, pateaban a cualquier parte. Se sabía, las condiciones no fueron las mismas entre una y otra parte del juego. El equipo de Gimnasia estaba restringido porque su archirrival Estudiantes podía beneficiarse con un posible triunfo suyo. Además, éste no es un Estudiantes cualquiera, es el Estudiantes de Verón y eso genera un resentimiento mayor.

La idea es ser ecuánime así como esa madre lo fue con sus hijos. A modo de disputa familiar entre dos hermanos que buscan el fallo materno, tenemos a los bloggers pinchas de un lado y a los de Gimnasia por otro. Queda claro que como soy el autor del blog, tengo ciertas prerrogativas no sólo en el manejo del debate, sino también acerca de las conclusiones que pudieran extraerse de él. Además, como queda claro que soy hincha de Estudiantes, también soy parte interesada.

Antes que nada es importante reconocer errores propios. Cuando pasó lo de San Vicente advertí sobre la escalada de violencia que estábamos viviendo los argentinos. Eso pasó con el marco del histórico 7 a 0 que le encajamos a los triperos. En esos episodios violentos había barras de Estudiantes y de Gimnasia, se comprobó, pero parecía que todo estaba permitido por el sólo hecho de gastar, de delirar, de destripar a nuestros eternos rivales. Y para mí, no debíamos olvidar nuestro objetivo; como bien lo dijo la Brujita Verón, si no seguimos ganando nada tendría sentido. Una exageración claro, el 7 a 0 tiene un valor por sí mismo que ya está instalado en la historia, pero el hecho es que no nos podemos detener en la cargada porque a la larga eso deviene en hechos de violencia y nos distrae de nuestro propósito más importante que es avanzar día a día por la lucha del campeonato.

Pero decía que hay que reconocer los propios errores, el partido del miércoles despertó reacciones de todo tipo y algunas desacertadas. Hacer foco en en las hinchadas ajenas es olvidarse de la propia. Y todos estos vergonzosos sucesos me provocan volver sobre los puntos que le dimos a Boca para que Gimnasia no saliera campeón el año pasado. Entonces, Muñoz y compañía, antes de decir nada sobre lo que pasó con ellos se justifican diciendo que respondieron con la misma moneda. Ahora nos damos cuenta de que le dimos pasto a la bestia necia para que se siguiera revolcando en el barro.
Acá en el blog se armó una discusión cocienzuda. Los participantes intentaron, intentamos, imponer los mejores recursos para dominar un debate que no parece tener un claro ganador. Sin dudas, y sin querer caer en una frase remanida, perdimos todos. No tenemos una madre que nos entienda y que determine que los dos contendientes tenemos razón. Estudiantes se vio perjudicado por este dudoso resultado, el fin de semana había sido objeto de un robo por parte del árbitro Furchi cuando expulsó sin razón a Verón y le mostró una antojadiza tarjeta amarilla a Pavone. Gimnasia se ve perjudicado por su turbio presidente y por su barrabrava que se apropió del club. Nos enteramos recientemente que los jugadores fueron amenzados de muerte por algunos barras y jugaron condicionados por ese temor.
Pareciera ser que la cosa se fue de madre y no estamos hablando solamente de una enemistad entre dos hinchadas de fútbol. Hay otro tipo de intereses en juego y las reglas incluyen aprietes, seguimientos a las familias y amenazas de tiros a las rodillas. Antes de todo esto el folclore del fútbol admitía incentivos, partidos jugados "sin tantas ganas", campeonatos armados para ser ganados solamente por los dos grandes de la Argentina, presidentes que entran a las patadas al vestuario del árbitro y Grondona diciendo "todo pasa". Ahora no.
El primer paso podría ser empezar a asumir nuestras propias miserias. No idealizar a nuestros propios equipos, alentar pero no justificar este tipo de acciones que en definitiva terminan por deslegitimar un torneo en el cual ponemos tantas expectativas. Ni siquiera los bosteros están contentos de estar primeros en un campeonato tan trucho como este. Otro cambio importante debe darse en la estructura política: es urgente la renuncia de Grondona, no puede ser que el tipo siga desentendiéndose de lo que pasa, se mueve como un gangster y eso opera como modelo entre otros matones como Muñoz. Los hinchas de fútbol debemos boicotear las violencia porque en definitiva los barras (siempre reivindicados) reemplazan el aguante de las hinchas por el "sentate o te quemo". Y así es un bajón para todos.

5.11.06


Caldera, ahora tenés que ser el gran capitán

Siete partidos al hilo, creo que desde 1984 con la dirección de Eduardo Luján Manera que no lográbamos esta racha. Todos lo vimos, un partido durísimo contra Vélez. El dramatismo fue intenso, cada vez mayor, una cuesta empinada. Verón afuera, el rival que se nos venía con todo. Aguantamos, defendimos, y logramos llevarnos los tres puntos que valen oro.

Este post está lleno de alegría, y es para los seguidores de Cerca de las Puertas, para los que entran y comentan, para los mudos, para todos. El Pincha ganó y hay fiesta, y el mundo parece detenerse una vuelta para que los pincharratas nos terminemos el vaso de vino. Fiesta en el vestuario, en las calles de La Plata, en la Capital, en todo el país, y en algunas ciudades del mundo. Felices estamos los pinchas y tenemos que festejar, pero también tenemos que tener el corazón latente.

Son 31 puntos los que tenemos y a priori parece una performance impecable. Pero el poder se nos cayó encima. Se nos tiró a los pies, nos pateó recordándonos nuestros orígenes. Somos pobres, somos humildes. Podemos soñar, pero a nos zarparnos. Queda claro que hay dos contendientes que pelean por el título y son Boca y River, Estudiantes es el tercero en discordia y no es bueno que exhiba su cabeza más de lo conveniente. Uno de los comentaristas de este blog decía que había una mano negra que pretendía que la Brujita Verón fuera expulsado y no pudiera jugar contra River. Son todas suspicacias, pero que van construyendo el monstruo de la sospecha. Además de todo le sacaron la quinta amarilla al Tanque Pavone y también se pierde el partido contra las gallinas.

Un detalle por demás significativo: Sebastián se sacaba el brazalete mientras los demás compañeros pinchas enardecían, él con tranquilidad se lo entregaba a Caldera y trataba de ponerle paños fríos a la situación. Un sólo gesto bastó para indicar que Estudiantes es un equipo, que tiene gloria, que tiene historia, y que va a entregar todo. Y así sucedió.

Imagino, yo no estaba, que el Cholo en el entretiempo les habrá puesto los puntos a los jugadores. Que se cuidaran atrás, que no pusieran tanto la pierna fuerte, que defendieran el heroico triunfo, que recordaran la enorme tradición mística pincharrata. La Bruja habrá dicho lo suyo, y Caldera; Alayes habrá contribuido, y Ortiz, y algún otro más que crea que ser jugador de Estudiantes signifique algo más que vestir una camiseta.

Salieron a la cancha con diez, el líder no estaba y Caldera era el nuevo capitán. Cumplió, digámoslo, cumplió. Caldera fue contra Vélez el capitán que nos llevó a un triunfo heroico. Muchos decían que sin Verón Estudiantes se caía. Y Estudiantes demostró ser un ejército c0n soldados aguerridos, con un coronel como Caldera que sabe conducir hacia el destino indicado.

Me gustó, me gustó muchísimo el triunfo de Estudiantes en estas condiciones. Primero, para taparle la boca a los giles que decían que este campeonato estaba preparado para el lucimiento de la Brujita Verón y su consecuente llegada a la selección. Luego para demostrar nuevamente la notable mística de un equipo milenario. Estudiantes ya no es sólo Estudiantes, es Estudiantes y sus múltiples sueños de lo que es ser Estudiantes (los verdaderos pinchas lo entenderán, lamento no ser más explícito).

Nos espera un partido muy difícil contra River. Parecía que si le ganábamos a Vélez ya habríamos transitado más de la mitad de nuestro camino. Pero no es así. Siempre tenemos frente al escollo insalvable, al paso inabarcable. Pareciera ser que no podemos avanzar si no logramos la hazaña. El equipo chico, la minúscula guerrilla, derrota en un lugar inesperado al equipo poderoso. Y eso es noticia, y eso se vuelve mística, y para nosotros los pinchas es el aire que respiramos. Y segumos vivos, espectantes, latentes. Guerreando en inferiores condiciones contra las grandes armadas.

Contra River vamos a jugar con un equipo diezmado. Me chupa un huevo. Lugüercio va a reemplazar como sólo él sabe a Pavone y el Chino Benítez va a relucir su estirpe pincharrata, su cuna, sus primeros mandmientos rojiblancos. Va a haber un c0nductor y ese va a ser Caldera, todo el equipo va a estar subordinado a sus órdenes y así va a ser. River: somos un fucking hueso duro de roer, vamos a ir por nuestra 8va victoria al hilo. Con el capitán Caldera, y los coroneles Alayes, Ortiz, Braña (que vuelve) y un ejército de soldados que desea morir por campeonar.

3.11.06



Patti Smith: "Las ciudades están dejando de ser amigables con los artistas".

La precursora del punk habló sobre el cierre del CBGB, su amistad con Robert Mapplethorpe, el gobierno de Bush y hasta del Café Tortoni. "No le tengo miedo al terrorismo ni a otro ataque a mi país, le tengo miedo a mi gobierno".


Con un sombrero negro, jeans, camisa blanca y un saco como el que lució en la portada de su primer disco Horses - considerado como uno de los mejores debuts de la historia del rock-, Patti Smith entró a la sala donde se realizó su conferencia de prensa sonriente y muy dispuesta a hablar "Tengo un poco de hambre pero estoy feliz de estar con ustedes – dijo-. Podemos hablar, divertirnos y conocernos un poquito".

La "madrina del punk" que en 1975, a los 29 años, se presentaba en Horses con la frase: " Jesús murió por los pecados de alguien, pero no por los míos" lleva ahora, a los 60, una cruz de oro colgada de una cadena. "Me la dio un amigo cuando murió mi esposo, por eso para mí tiene un gran valor – explica-. No tengo religión pero pienso que una cruz es mucho más que un símbolo cristiano y respeto las enseñanzas de Cristo, no a la Iglesia".La artista, que en su sitio web publicó una foto del Café Tortoni, con una frase de Jorge Luis Borges comenta: "Mañana ocurre algo inusual en mi vida. ¡Tengo un día libre! Pueden sugerirme lugares para visitar". Y cuenta: "Al Tortoni lo conozco porque leí la historia de muchos artistas y escritores que lo visitaban. Cuando me mudé a New York en 1967, lo primero que quise ver fue gente, poetas, músicos y los lugares que amaban. Estar en esos lugares para mí es excitante. Muchos me dijeron 'no querrás visitarlo, está lleno de turistas'. Pero a mi no me interesa, lo que me importa son las ideas, los sueños y las visiones que hay en esos sitios".

Durante la conferencia, Smith habló sobre otro lugar significativo para ella: el CBGB, el club que fue uno de los semilleros del punk y que cerró el mes pasado. También se refirió al gobierno de Bush y al libro que está escribiendo sobre su amigo, el fotógrafo, Robert Mapplethorpe. Aquí, algunas de esas frases:

Sobre el CBGB: "Mi banda tocó el 16 de octubre en el cierre del CBGB y, también, fue una de las primeras en tocar en ese club, en 1974. Tengo muchos recuerdos. Fue muy triste ver sus puertas cerradas porque no fue solamente el fin de un lugar. Lo que está pasando en New York, y en muchas de las ciudades del mundo, es peligroso para los artistas, músicos y gente que comienza a expresar sus ideas. Las ciudades están siendo tomadas por los ricos y las corporaciones, y eso es una cosa muy triste culturalmente. Entonces, mi tristeza no es solamente por el cierre del CBGB, es porque las ciudades dejan de ser "artist friendly" y comienzan a ser "shopping friendly". Television fue la primer banda que tocó en el club y la mía fue, probablemente, la segunda. Cuando nosotros comenzamos no había lugares en New York donde la gente joven pudiera explorar su voz cultural, que era el rock and roll que mezclaba poesía, política y música. Hilly Cristal nos dio ese lugar, un bar maloliente y con mal sonido, pero ese fue el lugar para expresar nuestras ideas, nuestro lugar".

El libro sobre ella y Robert Mapplethorpe: "Lo estoy escribiendo todavía, mis editores se están volviendo locos porque no lo terminé, ya van cinco años". Es un libro acerca de Robert y yo, nuestras exploraciones en el arte y nuestra amistad. Es un muy difícil, un poquito triste y es una muy hermosa historia que pasó hace tiempo. El 4 de noviembre, el día que me voy de la Argentina es el cumpleaños de Mapplethorpe y también el día que mi hermoso esposo Fred "Sonic" Smith murió. Es una fecha importante para mí y lo voy a pasar aquí y voy a homenajear a esos dos hombres escribiendo". "A Robert lo conocí cuando era muy joven y fuimos amigos, amantes y hacíamos arte juntos. Quiero que las personas lo conozcan como lo conocí yo, porque hay muchas facetas de él que no llegaron a la gente".

El rock: "Mucha gente está preocupada por su carrera, hacer dinero, o su imagen y pienso que si lo que buscás es dinero, o conseguir cocaína y limos, eso es lo que encontrás. Pero si buscás hacer algo en contra de la guerra o a favor de proteger el medio ambiente, también eso es lo que obtenés".

Política: "Estamos viviendo en un mundo que es probablemente el más malvado y corrupto de la historia. Los gobiernos son corruptos y malvados, las corporaciones también. Duermen juntos y gobiernan al mundo". "Ya no quiero pagar mis impuestos porque con ellos están comprando armas, bombardeando villas y matando niños"."La gente está olvidando que el gobierno sirve a la gente, las corporaciones y la Iglesia también. Nosotros no servimos a la Iglesia, ni al gobierno ni a las corporaciones, nos servimos unos a los otros. Tenemos muchas formas de comunicarnos y no sólo podemos usar eso a manera de entretenimiento, tenemos formas de crear una red contra los gobiernos que no se detienen". "El ataque a las Torres Gemelas fue probablemente lo más terrible que he visto junto con la pérdida de mis amigos y gente querida. Fue atemorizante, además, porque la escuela de mi hija queda muy cerca de allí. Mi interés, después de una semana o dos, fue la gente de Medio Oriente. Estaba muy preocupada por cómo eran tratados por mi país"."No le tengo miedo al terrorismo o a otro ataque a mi país, le tengo miedo a mi gobierno".

Acerca de estudiar: "Tenía 32 años o algo así y necesitaba aprender más cosas. Estar de gira con una banda de rock no es precisamente una buena forma de instruirse".

Por Alice M. Pollina

28.10.06


Hazaña, Mística

Permítanme mis lectores comentarles una notable programación que emitió Natgeo recientemente. "La semana de las artes marciales" se llamó el especial y abarcó con destacada precisión los distintos puntos de vista que hacen a la práctica y a la doctrina de las artes marciales. Las distintas armas y sus usos, la historia de los samurais, un increible monje shaolín en Nueva York, la historia de un orfebre japonés que hace las mejores katanas del mundo. Estos, entre otros tópicos, fueron tratados con un elevadísimo nivel de producción, profundos y consistentes guiones y una dirección de fotografía que sólo Natgeo puede ofrecer en sus documentales.

Muchos de ustedes notaron un aire zen en mis anteriores posts, y la verdad es que hay un viento imbuído de mística presente desde el inicio del blog. Algún desprevenido puede pensar que soy incoherente; pareciera que hablar de política o de fútbol fuera una cuestión mundana, chata y unidimensional, y que por otra parte tocar temas literarios o cinematográficos otorgara cierto prestigio pero un nulo caudal de lectores. La pregunta es en qué contexto se inscriben las artes marciales dentro de la línea de escritura que se viene desarrollando en este espacio. Los que hayan tenido la posiblidad de ver el especial que emitió Natgeo observaron el énfasis que pusieron sobre los aspectos emocionales de la disciplina marcial. Resultó conmovedora la puesta en escena del valor de los samurais que ofrendaban su vida por el sólo hecho de ser honorables; las hazañas increibles de monjes buscadores de su camino; las filosas katanas capaces de filetear de un sólo movimiento el cuerpo humano y que condensan en su acero toda la mística de los guerreros japoneses y el abrasador fuego de sus maestros orfebres.

Mística y hazaña fueron valores que están siendo reflejados en este blog y que van construyendo una línea discursiva. Ultimamente algunos hicieron abuso de esas nociones sin conocer su real significación ni su trascendencia. Vimos al grotesco presidente de Gimnasia besar su cruz y jurar en nombre de la Biblia para justificar algo absolutamente inverosímil. También a Troglio anunciando una hazaña contra Colo Colo, intentando emular las gestas pincharratas en los campos de batalla de la Libertadores. Todos fuimos testigos del papelón internacional que realizaron los triperos en la Sudamericana como una burda farsa de lo que tendría que ser un equipo con huevos.

La vida cotidiana tiene muchos de los elementos que se vieron en el especial de Natgeo, o de la épica futbolera que saca a relucir Estudiantes. Si observáramos con sensibilidad nos daríamos cuenta de que la política, la literatura y otras facetas de la vida también tienen un barniz que distingue entre quienes dan ese paso que los conduce a la trascendencia y los que se quedan anhelando lo que no fue y nunca podrá ser.

La vida de todos los días tiene múltiples dimensiones. No todos transitan la misma. Eso hace a las personas diferentes, otorga aquel diferencial por el que algunos se animan a dar su vida. A las dimensiones superiores acceden aquellos que tienen el coraje de lograr hazañas y eso los vuelve místicos, trascendentes. Este blog se llama "Cerca de las puertas" movilizado por la convicción de que la vía a un conocimiento profundo está al alcance, que tan sólo basta la verdadera determinación, querer ver, querer llegar, querer ser.

Sin ánimo de hacer leña del árbol caído, lo de Gimnasia fue -y viene siendo- penoso. Fue la muestra cabal de lo que es la impotencia. Le falta todo y ante ese angustiante vacío se aferra a una construcción endeble como es el hecho de que su hinchada es pasional, cosa que no está en discusión en este momento. Pero lo cierto es que esa hinchada seguidora no hace otra cosa que ser partícipe de una secuencia interminable de fracasos. Pareciera que, más allá del griterio y de su presencia posibilitada por una entrada de dos pesos, son incapaces de transferirle al equipo el aura divina necesaria para lograr la hazaña. Sólo tienen el recurso de imitar lo que hace Estudiantes: frente a la presencia de Verón trajeron al Guly y las diferencias entre el original y la copia saltan a la vista hasta para el más inexperto. Quisieron emular el camino glorioso que los pinchas marcamos en los sinusosos caminos de las copas internacionales y sólo ofrecieron vergüenza al país.

Ustedes no lo saben, pero este post lo fui escribiendo mientras Estudiantes jugaba con Chicago. Acaba de terminar y ganamos 2 a 1, vamos primeros.

16.10.06


Mundo agradable

La literatura del fútbol cae invariablemente en los lugares comunes. Habla, analiza, escudriña, sin lograr acceder a una real significación. El periodismo deportivo actual demostró hace rato que carece de la cultura de sus antecesores -un Panzeri, un Ardizzone o un Fioravanti-, que la pifia seguido con la conjugación de los verbos y se queda con el yeite de moda que los hace más patéticos todavía. Los medios salieron, con sus notas, sus comentarios, fotos de los festejos, de la hinchada, el colorido. Pero quedó afuera la sensación, lo puramente sensible. Estuvo el despliegue de verosimiltud pero falto el arrebato de verdad.

Creo que en ciertas ocasiones debemos contemplar nuestro propio silencio. Porque la alegría es inabarcable, y todo lo que digamos, todo lo que festejemos se va a dar de bruces contra la limitación del sinsentido. Si tuviéramos la posibilidad de realizar un viaje interior e introducirnos en nuestras fauces, podríamos aprender de la alegría. Podríamos dejar de escuchar las voces de los micrófonos del mainstream que resuenan a lo lejos para enfocar en el sonido de nuestro cuerpo y alma. Renacería la energía chi oriental que surge cuando todo está en calma, cuando la sensación es agradable y tibia; el chi es una fuerza poderosa para pelear y que otroga felicidad al mismo tiempo. Es ahí cuando tiene lugar aquel mensaje que elude el raciocinio pero que nos enseña, que nos forma. Se trata de una aprendizaje que nos hace mejores personas.

Ayer los pinchas aprendimos algo que jamás olvidaremos. Comprendimos lo que somos. Nos abrazamos en una comunión con nuestra historia, nuestra tradición. No existió el tiempo, estábamos todos: los pioneros, las estrellas, los burros, los que juegan en otros equipos y lo vinieron a ver desde las tribunas, los que se retiraron y no los olvidamos. Estaba Don Osvaldo, estaba el Ruso Prátola, Manera. El Narigón, los Profesores y los partidos de gloria. Toda la historia en noventa minutos de una explosión de sentimientos. Fuimos enormes, somos gigantes.

Ayer hubo un juego descollante en donde todo salió bien, pero también una parada brava en la que demostramos nuestro verdadero valor. Y eso, repito, nos hace bien. Hoy los otros no importan, se que están sufriendo, que se la banquen. Hoy nos miramos a nosotros mismos y nos sentimos bien, estamos en paz. Es la paz de los guerreros que batallaron con una valentía épica y que se entregan al silencio. Porque ya no hay que explicar nada, no hay que discutir ni argumentar. La verdad es que tampoco hay lugar para las cargadas.

Hoy los diarios, en una demostración de travestismo vergonzoso, pedían a Verón para la selección. La hinchada pincha eso lo sabía desde antes del Mundial de Alemania. Fue una locura dejarlo afuera y lo pagamos caro. La gente inentendiblemente lo reprobó y él humildemente demostró su enorme calidad de jugador, y ayer su calidad humana. Hoy los periodistas anuncian a Estudiantes como un candidato a ganar el torneo, tuvimos que ganar 7 a 0 para que nos tomaran en cuenta. Pero los pinchas eso ya lo sabíamos lo mantuvimos en silencio. Hoy lo decimos y anunciamos que vamos a guerrear hasta la muerte para salir campeones. Ayer aprendimos que somos soldados y nos sentimos imbatibles, sabemos más, tenemos más sabiduría, somos gente sabia. Y nos entregamos al silencio y a contemplar este mundo agradable.