7.9.07

Teoría y arte de la conducción

Congruencia en el sistema de análisis; es decir, no oponer ideas antagónicas dentro de una misma concepción, porque una destruye a la otra. La concepción, claro está, es Estudiantes de la Plata y su desarrollo. Actualmente hay turbulencias, resultados que no salen, lesiones interminables, está el peligro de la incongruencia.

Hay personas que son naturalmente incongruentes en la concepción de las cosas. Divergencias, disputas internas, distintos pases de facturas. En realidad de eso todos tenemos un poco, algunos mucho, otros poco. La incongruencia está en cada hombre. Bien, esto lleva a la falta de unidad. Implica que no alcanzamos nuestros objetivos, como quienes corren detrás de cuatro liebres: no atrapamos ninguna. Hace falta precisar la conducción, y ese el objeto de este post.

Una mirada veloz hacia atrás es ver logros, hitos; dos vienen a mi mente: aquellos siete goles (número místico) y la euforia en Liniers con homenaje al Ruso Prátola incluido. La línea de juego, la línea de trabajo, disciplina, orden, planificación. Dos grandes figuras: el Cholo y por sobre todas las cosas Verón. El gran conductor es la Bruja, cae y lo sentimos, lo demuestran los resultados actuales. También vemos derribado al gran lugarteniente, el Chapu Braña, el amigo, la fuerza y el coraje del equipo. Tenemos problemas.

Hay una parte vital del arte de la conducción; en este sentido Sebastián es uno de esos artistas, y nosotros claramente nos rendimos ante su preeminencia. Verón se constituye en la parte vital del equipo, sin él nos ponemos en manos de coroneles sin tanto carisma. La esperanza aparece cuando vemos reverdecer la semilla mística y los jugadores se transforman en gladiadores y los que tienen responsabilidades de reemplazar al conductor honran su deber. Hablo del Chavo, de Domínguez, del Flaco. La enseñanza del capitán del equipo nos es útil, aún en la derrota. Pensemos desde ahí, desde el dolor de la eliminación del la Sudamericana, aún en la hecatombe del sinfín de lesiones hay un sentido ordenador, sepamos leerlo.

Considero a Verón y en segundo lugar al Cholo y a todo su cuerpo técnico como los vectores de la parte vital del arte de la conducción. Estos ponen al servicio de la institución sus personalidades. Reúnen las condiciones necesarias para una realización acabada de la obra que se quiere alcanzar mediante el trabajo, la actividad, el entusiasmo, el alma y la inteligencia. Son líderes y Estudiantes necesita de ellos para existir. Se cayeron y caímos, resurgieron los hombres y le ganamos a Racing un partido como los de antes. Aparecieron los valientes coroneles que llevaron a la tropa a la victoria, apareció la vena que lleva el caudal místico y los hombres vencieron a los jugadores.

Es indudable que estamos en una nueva etapa. Luego del campeonato alcanzado a fines de 2006 en donde la institución le sacó lustre a sus condecoraciones, estamos en una etapa de transición, reinventándonos como aquel animal que se retira a despojarse de su pelaje viejo para exhibir la piel de fiera hambrienta y simbiótica con la madre naturaleza. Eso es lo que nos pasa ahora y los conductores mutan en un todo con la realidad del equipo. Los cambios están pero la enseñanza queda, y es de allí de donde vamos a extraer una teoría para poder comprender a la conducción como una actividad creadora.

Para entenderlo un poco propongo repetir la mirada al pasado: casualmente el resultado de nuestras dos participaciones en la Copa Sudamericana fue similar con procesos idénticos y contra los dos equipos de la zona sur del Gran Buenos Aires. En ambas participaciones se notaba claramente un momento de metamorfosis, luego, ya sabemos, vinieron los momentos únicos en la Libertadores y la gloria del Apertura. Queda clara la noción de proceso como evolución, hay una derrota que es el cimiento de una victoria. Esa es la enseñanza y es en esta instancia en donde los conductores tienen que ejecutar ese mensaje. Verón con su gorrita mirando el partido desde la tribuna es desalentador, sin el Chapu y con los nuevos pibes rotos es fundamental el resurgimento de los coroneles. El Cholo es quien tiene que bajar su carisma como conductor para dotar de autoridad y legitimidad a los Alayes, Domínguez y Desábato. Y lo hizo, y de la mejor manera, emulando el juego del Zubeldía de los 60; la historia otra vez presente como escudo, como heráldica de un equipo con huevos.

Decía; el mensaje tiene que ejecutarse, porque la teoría debe contemplar un método de acción además de uno de concepción; el conductor no se conforma sólo con una buena concepción. Y el concepto siguiente en nuestra teoría es conducción, sí, pero conducción veronista; ya sea en el equipo -y ojalá podamos verlo con la 11 y la cinta de capitán por lo menos hasta la final de la Libertadores- o en el sillón de presidente. Me hago cargo, lo declaro, lo explicito: soy veronista y creo que su gestión al frente del club va a ser una instancia superadora. Volviendo; es evolución, es superación, es crecimiento porque está presente la idea de ejecución. Se salió campeón y el mensaje de Sebastián fue vamos por más, es el momento de instalar a Estudiantes definitivamente entre los grandes, queremos la Libertadores, el Mundial de Clubes. Conseguimos logros importantísimos bajo la conducción técnica del Cholo, que eso quede instituido como una norma, como una normalidad.

Muchos dicen que es imposible retener a Simeone por cuatro años más, la idea es empezar a pensar en que lo imposible sea posible. Era impensable tener a uno de los mejores cinco jugadores del mundo en nuestro equipo y lo tuvimos, todos decían que no se podía competir con una oferta de 20 millones de dólares por nuestro capitán y al final lo tenemos acá. A esta altura a todos nos debe quedar claro que en Estudiantes las decisiones no sólo son económicas, el proyecto deportivo pesa y la metodología de ejecución mientras más precisa y convincente sea más poder va a tener. El veronismo es ejecución -y es poder, aunque a algunos esto les suene a mala palabra- porque Sebastián es el conductor natural que tenemos.

Entonces, de nada vale el arte si no está el conductor y de nada vale el conductor si sólo se reduce a concebir. Lo fundamental es ejecutar. Hay que llegar, y para llegar hay que andar, hay que conducir. Esa, creo, es la diferencia fundamental con Gimnasia; ellos abundan en verborragia, en slogans, en argumentos para justificar su fracaso; nunca llegaron, nunca alcanzaron la gloria, jamás ejecutaron.

Hoy Cerca de las Puertas vuelve en un momento distinto, complejo. Como siempre, agradezco los pedidos para que postee, les pido entiendan que a veces se me complica estar presente y que me importa priorizar la calidad de la escritura de este blog por sobre la cantidad. En esta oportunidad intento poner en palabras algo que vengo pensando desde hace rato y que en esta coyuntura se hace pertinente: una teoría de la conducción institucional y deportiva del club. Seguramente esto traerá cierto revuelo, sobre todo en los lectores más politizados, inquietará la interna y recibiré acusaciones de alakista, hidalguista, etc. Nada más lejos de mí. No tengo problema en discutir todas estas cuestiones, creo que merecerían un post específico, tal vez en el marco de un esbozo de una teoría del poder pincharrata que algún día me gustaría escribir.

En realidad hay en todo esto una fuerza extraordinaria que proviene del sentimiento del pueblo de Estudiantes y que coloca a Sebastián Verón como el líder natural de la institución. Es la gente la que se encuadra, la que se dispone, la que intuye que el club tiene un destino y un sentido heroico. El pueblo sabe que ese heroismo se necesita para jugarse la vida en todos los partidos pero también para reivindicar nuestro nombre; hay valores y cada uno de nosotros los representamos. Eso emociona, diría el Cholo.

Este es un conocimiento irracional que tiene que ver con las motivaciones de este blog: cerca de las puertas, ¿de cuáles? Imprecisas, indefinidas, sólo sabemos que hay fuertes sensaciones, mucha magia, una dimensión superior. Y queremos seguir ahí, cerca.