23.4.07


Otros siete goles


Datos objetivos: se ganó un clásico difícil, ratificamos nuestra condición de candidatos al título, demostramos un gran juego, Pavone resucitó, nos ilusionamos con arrancar otra racha ganadora y ampliamos la diferencia con nuestro rival a tres partidos. Son datos indiscutibles, irrefutables, incuestionables. Son datos fríos que están ahí para ser interpretados. La primera interpretación, la que todos tenemos a mano, es que somos superiores a nuestro rival, ¿a alguien le quedan dudas a esta altura? Nosotros ya lo sabemos, desde siempre, y a ellos no les queda otra que convencerse. Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.

Luego, la fiesta. El marco, impresionante. El partido, una batalla épica, con gladiadores heroicos que demostraron lo que es dejar todo en una cancha. Un nombre que para escribirlo se necesitan letras doradas: Verón, capitán y líder indiscutido de nuestro ejército. En el post anterior señalaba lo importante que era salir a la cancha con él liderando la fila. Y lo demostró claramente.

Tenemos la expulsión de Caldera, algo que me preocupó mucho no por el hecho de quedar con diez, más bien por la actitud inmadura del jugador. Me quedo con sus declaraciones de ayer en las que explica que se equivocó feo. Ese es el Caldera que necesitamos, maduro, reflexivo y capaz de advertir sus errores. Como dijo la Bruja, son desgracias que a cualquiera le puede pasar en un partido como ese, lo que suma es el ejemplo del jugador tras el clásico.

Pero más allá de la pérdida de alguien clave, el hecho de jugar con uno menos realzó notoriamente el valor del partido. Algunos dicen que vale más que el 7 a 0, no lo sé ni me interesa. Lo cierto es que la demostración de huevos fue otro mojón en una historia llena de hitos heroicos. Cuánta emoción, cuántos nervios, cuánta valentía de un equipo que sabía que era superior y que sólo había que demostrarlo dejando el alma. Y se hizo y cuando se hizo del otro lado llegó el miedo, el pis, la caca encima, la impotencia de su hinchada que en su necedad se resiste a admitir lo que es una verdad incocultable. La lluvia y la cancha pesada como marco legendario, los jugadores ofrendando su victoria al pueblo pincha que ya a esa altura estaba borracho de gloria.

Estudiantes ganó otra vez y honró su historia, como corresponde a un equipo y cuerpo técnico que respeta sus tradiciones. Se consolidó en la punta y lo disfrutamos como nunca, o como siempre. 7 a 0, 2 a 1 y 47 a 44, cifras que hablan de dos status diferentes, pero también de dos esencias, fibras distintas. Está el que pone, el que deja todo, el que gana y demuestra su coraje, y está el que arruga, el que pierde el que casi gana y se vuelve con las manos vacías.

Y por supuesto, el show de las declaraciones. Ayer, esta madrugada, un chileno desconocido salió a declarar contra Verón. Un irrespetuoso, un extranjero que viene a ganarse el pan a nuestro país y critica al capitán de nuestra selección; un tipo que no entendió lo que es un clásico y que los partidos hay que ganarlos dentro de la cancha y no fuera, y que si cobrás te la tenés que bancar, que por algo este es un juego de hombres. Verón juega fuerte, lo sabemos, a veces al límite, y en estos partidos y con un hombre menos se lo suele pasar; queda claro y hay veces que eso perjudica al equipo porque se llena de amarillas y le da pasto a la fiera popular que tiene como hobby darle masa. Pero en el clásico del domingo todos vimos que fue una acción casual, y si sangró un poco no habrá sido para tanto porque terminó jugando todo el partido. Entonces lo mejor hubiera sido callarse la boca.

Tampoco aprovecharon la oportunidad de llamarse a silencio los hinchas triperos: que ganaron los ingleses, que se pagó, que Favale tal cosa y tal otra, que el penal no fue (sólo ellos no lo vieron), que bla bla bla. A los que dicen que son virgos yo les contesto que no, son campeones de las excusas. Lo único que les queda es la disputa dialéctica por fuera de la campo de juego, algo que los hace más diminutos todavía.

Hoy el festejo es todo nuestro, ellos se quedan con su impotencia, su amargura y con el sufrimiento de ser el hazmerreir del fútbol argentino. Fue un clásico lleno de gloria, puro honor pincharrata. El 15 de octubre del año pasado ganamos 7 a 0 e hicimos una marca en el fútbol mundial, esta vez demostramos otro juego que vale tanto como los siete goles. Fueron dos, pero en realidad fueron siete.

La creatividad de la hinchada merece una mención final. Los siete pibes vestidos con remeras numeradas del 1 al 7, las banderas con la cifra mágica. Algo que no se olvidará, de aquí en más todos los partidos los ganamos por siete goles.

16.4.07



El azar del destino


Hace poco ví una publicidad de una nueva promoción del Banco Francés. La protagonizaba alguien muy significativo para nosotros: Carlos Salvador Bilardo. El asunto giraba en torno a la suerte, las cábalas, la yeta y todo lo que tiene que ver con los avatares del azar; algo, como sabemos, a lo que no escapa nuestro querido Doc.

Todo esto viene a cuento de un acontecimiento muy importante que sucederá el domingo. Queda claro que hablo del clásico con Gimnasia que se jugará en el Estadio Único de La Plata, aquel en donde hace menos de seis meses conseguimos un resultado histórico: 7 a 0. Y fue un número que pasó a la eternidad, se volvió místico para nosotros y maldito para ellos. Mi hija tiene ese resultado estampado en su remerita y los otros lo viven como su karma, como su estigma, como algo de lo que no podrán escapar, ni ellos ni su decendencia.

Retomo el tema del azar. El destino sacudió su cubilete y entregó unos dados difícil de interpretar. De su lado tenemos la salida de Troglio, quien parece haber ido en busca de un escondite más confortable que el hostil baño de la concentración gimnasista. La llegada impredecible de Maturana, un émulo de Menotti, quien fracasó aquí y allá y aún pregona un discurso futbolístico de hace treinta años. Un presidente como JJ Muñoz, demente y responsable de que el Lobo se vaya a la B. Un hinchada tibia, medio boba, que no dice ni mu y se banca sucesivas metidas de dedos en el orto. La Libertadores, un sueño en mil pedazos y la única posibilidad de salvar algo con un triunfo o aunque sea con un empate ante el Pincha.

De nuestro lado hay cierta preocupación, tenemos que reconocerlo y malo sería ocultarlo. El equipo no es lo que era el año pasado. Ostensiblemente hay una merma en el rendimiento y pareciera que le tomaron el tiempo ; nuestros mejores jugadores siempre son marcados, anticipados, sus movimientos son conocidos. Al mismo tiempo se precibe cierto bajón anímico: el caso de Pavone es todo un ejemplo. Todos estos datos son empíricos, pero vistos a la luz del prisma pincharrata cambian de significado. Hay que saber leer entre líneas, hay un mensaje oculto por ahí. Mística, palabra que resuena, un eco rebotando en la Ciudad.

Lo que sucedió hoy con la Bruja es otra muestra del azar. Se lesiona, en realidad se resiente levemente, y no puede jugar el partido contra Chile, aunque se habla que no va a tener problemas en llegar en su totalidad al derby platense. Sinceramente lo siento mucho por Sebastián quien seguramente estará sufriendo este momento. Era algo que él esperaba con ansias y lo vivía como una suerte de revancha, aunque con seguridad Basile lo va a volver a convocar. Pero lo importante en estos momentos es tenerlo entero para el partido del domingo, y en ese punto la suerte nos dio una mano. ¿Se imaginan salir a la cancha sin el Pelado liderando la fila? No sería igual, sin dudas.

Recuerdo que en los inicios de este blog se llenaba de triperos pulentas, haciéndose los matones, diciendo que no les importaban las copas y que ellos tomaban del pico. Argumento tétrico si los hay. El 7 a 0 los evaporó, desaparecieron de la faz de la tierra. Y el blog continuó, acompañando triunfos y más triunfos, hazañas y vueltas olímpicas, festejos, emociones y recuerdos.

Una cábala, un amuleto. Tratar de repetir lo sucedido, reproducir lo que hicimos, como nos vestimos, donde vimos el partido. El aporte de Cerca de las Puertas es este nuevo post: volví, volvimos. Postee en esa oportunidad, posteo ahora. Con la misma foto que subí cuando reseñé el histórico partido: Caldera y el Tanque chocando sus manos en un gesto mínimo que resume la felicidad del Universo. Mundo agradable, se tituló el post, no sé si se acuerdan. Qué agradable fue todo después, la alineación astral nos dio el sí, el destino jugó a nuestro favor y nos regaló sus mejores dados.

Y como escribí antes: sepamos leer entre líneas. La cosa viene complicada, medio empiojada. Y ahí, sobre la marcha, se dará vuelta todo y todo volverá a estar en su lugar. Como un ordenamiento planeatario, el movimiento natural del cosmos. Somos más que Gimnasia en todo sentido, no hay dudas, a nadie les cabe. Sólo lo tenemos que demostrar, una y otra vez, en una sucesión infinita. Como debe ser y así como será.

Gracias a los amigos que leen y siguen Cerca de las Puertas, gracias por pedir que volviera. Lo iba a hacer sin dudas, sin necesidad de que lo solicitaran. Fue un honor para mí el haber respondido y espero estar a la altura de las circunstancias. El respaldo de una hinchada de esta estirpe llena de orgullo al blog.

La suerte, la yeta, la mística, la maldición, el azar, el destino. Elementos de un todo, componentes de una totalidad establecida desde siempre. Una escritura axiomática, irrebatible, que ya dio su veredicto. El partido ya se jugó. Hasta el domingo.