Caldera sos mi Ídolo

Te lo quería decir desde hacer rato: sos mi ídolo Caldera. Te lo quería decir, gracias por volver, gracias por estar otra vez entre nosotros. Tu destino, tu retiro, acá en tu casa. El gol de ayer te agiganta, sos enorme, monumental, gracias eternamente.

La emoción de ayer es la de siempre cuando les ganamos. La serie inaugurada por el 7 a 0 describe una épica nueva. Los post se suceden uno tras otro y pareciera ser que el sentido queda limitado ante la vivencia infinita, ante ese corazón que nuevamente se estruja y que luego explota en una sensación indescriptible. La entrega de todos, la historia, la camiseta, la hinchada en estado efervescente, el gran escenario para el ritual que se sucede interminable.

Ellos venían renovados, con fe, con ganas de cambiar la historia y arañar una posibilidad de quedarse y no seguir bajando por un tobogán que parece indefectible. Vinieron guapos, con ganas de pelearla, con declaraciones previas - como siempre- y con esa altaneria que los caracteriza. Nuestro equipo bajo la lluvia fue al frente y conseguimos el gol, Alayes fue el encargado y pareciera que la historia va entregando esos galardones con estricto sentido de justicia. No lo hizo cualquiera, lo hizo el Flaco y la foto recorrió el mundo.

La patada artera de alguien que nació para ser actor secundario y la enseñanza mística. Creyeron que podían. ¿Porque si los de enfrente pudieron dos veces nosotros no?, se preguntaron ingenuamente. Soñaban con alcanzarla, con tocarla, pero la hazaña es esquiva a los cagones. Sólo los equipos de corazón caliente la merecemos, es nuestro merecimiento y es nuestra responsabilidad. Ellos metieron el gol y el gesto inmediato de Romero haciéndose la señal de pertenencia en clara provocación a nuestra hinchada. Toda la ira de nuestros ancestros cayó sobre él y su equipo que a esta altura está destinado a pelear un lugar en la modesta historia del Nacional B.

Es en ese momento que el héroe entra en acción. La oportunidad, el don místico y el estaba ahí. Esperando, haciéndose cargo, cumpliendo con el deber asignado. Era el gol o nada y fue el gol, esa es la historia de los grandes. La pelota que se detiene en el pecho, el cuerpo en comba y la patada que preanunciaba el gol. Sessa -que asco das Sessa- se revuelca y queda arrastrado indignamente mientras mira lo que es y será. Caldera asciende a los cielos y se funde en un festejo que dura para siempre.

Todo lo que hay que aprender. Alguien dijo que el conocimiento es el saber sobre el propio desconocimiento. Ayer aprendimos, en realidad ayer confirmamos algo que sentíamos: el error imperdonable del ahora técnico gallina al haber dejado ir al milenario goleador, al samurai de mil batallas, al coronel, al guerrero incansable, al hombre de piel curtida, al humilde laburante, al pincharrata de alma.

Volviste Caldera y tu grito fue infinito. Se escuchó en la cancha, acá, allá, cerca, lejos. Lo gritamos todos en una comunión que nos conecta y que nos hace brillar el aura. Acá se cocinan cosas inexplicables, lo sentimos en las tripas, sabemos que ser del Pincha es algo de otra dimensión. No tenemos respuestas para esto que nos pasa, solo la latencia cruda.

Del otro lado, como siempre, queda el cuchicheo venenoso, la imagen patética de unos peces que boquean antes de volverse alimento. Sólo rencor, impotencia.

La Luz es para la Bruja, gran capitán, el comandante que nos lleva a la victoria. Sos épica Bruja, sos leyenda. El poder que tenés dentro y fuera de la cancha no se lo vi siquiera al político más encumbrado. Que tu amor por el Pincha siga iluminando nuestro momento. Para Alayes, el Chavo, Salgueiro, Angeleri, Boselli (toquecito suave), Sánchez, MyF, mi gratitud con ustedes. Astrada bien, muy bien. Yo, que no sé una mierda, me permití desconfiar. Traté de hacerlo con respeto aunque fui miope al devenir. Después de estas pocas experiencias de juego vislumbro algo, no sé qué, que puede encajar bien entre nosotros. Ojalá, apuesto a eso.

Para el final la fiesta para el Pincha del alma. Fiesta en la tribuna y fiesta en las calles. Fiesta entre todos y fiesta en la más íntima soledad. El regocijo y el fanatismo 100% en Cerca de las Puertas. Alegría irracional, desborde eufórico, ciegos de felicidad trascendental. Saltamos, cantamos, ganamos 3 a 1 y somos pincharratas, qué mas.